Dicen que es de centro-izquierda, pero es de centro nomás
En un teatro de la Capital se lanzó el Frente Amplio UNEN, que contiene a ocho partidos políticos y cinco presidenciables. Clarín lo presenta como de "centro-izquierda" pero en realidad no lo es. Apenas de centro, con elementos de derecha.
EMILIO MARIN
Estaban muy contentos los dirigentes que el martes lanzaron en el Broadway un nuevo espacio: Frente Amplio UNEN. Los socios son la UCR, Partido Socialista, Coalición Cívica, GEN, Frente Cívico, Libres del Sur, Proyecto Sur y Socialista Auténtico.
Ya han blanqueado sus pretensiones de ser candidatos a presidente en 2015 Ernesto Sanz y Julio Cobos por el radicalismo, Hermes Binner por el socialismo, Elisa Carrió por la CC y Pino Solanas por PS. No significa que se haya agotado allí la lista, porque de ese espectro podría surgir, eventualmente, algún otro anotado.
También podría ocurrir, en el terreno de las hipótesis, que buena parte de aquéllos termine apoyando a otro candidato, como Mauricio Macri, externo a esta construcción. Al menos en un eventual ballottage tal catástrofe podría suceder. En tal caso lo presentado como lo nuevo en la política argentina se fracturaría porque no todos estarían de acuerdo con acompañar al jefe de gobierno de la CABA. A lo sumo les gustaría que el apoyo fuera al revés: de Macri para alguien del FAU, en segunda vuelta.
El tema de la sumatoria del PRO genera diferencias y rispideces. Algunos lo rechazan casi de plano, como Binner, Solanas, Ricardo Alfonsín, Margarita Stolbizer y Humberto Tumini. Otros lo proponen como una alternativa válida, casos de Carrió, Cobos y Oscar Aguad, de la UCR. Un tercer grupo lo aceptaría sólo en caso de ballottage; es el criterio de Sanz y otros referentes, seguros de que los macristas podrían reforzar con votos la boleta del FAU contra uno de los dos pesos pesados justicialistas que llegaran a esa instancia final, o Scioli o Massa.
No se crea que la cuestión de qué táctica darse hacia Macri es la única que divide aguas al interior del frente recién anunciado. Hay muchas otras que ni siquiera han sido abordadas y donde pueden haber posiciones encontradas, pero no sólo porque se trata de partidos diferentes. Más importante es que éstos han tenido hasta hace poco posturas distintas ante temas de actualidad. Por ejemplo, Solanas y los legisladores del FAP votaron en 2009 a favor de la ley de medios de la democracia y también en 2012 de la expropiación de YPF. Carrió por supuesto estuvo en contra, siempre. Y como ella varios más, entre otros los senadores Sanz y Gerardo Morales, el diputado Alfonsín, etc.
En lo que están claros es en que se unen para enfrentar al gobierno de Cristina Fernández y sus posibles sucesores justicialistas, Daniel Scioli por un lado y Sergio Massa por el otro. No los une el amor sino el espanto al kirchnerismo y al peronismo en general; un cierto gorilismo, para ser más claros. Y en este sentido, aunque les moleste, el FAU tiene algo de la Alianza de 1999, en el sentido de posicionarse sobre todo en contra del gobierno que se va, antes que basarse en acuerdos sobre lo que harán en caso de llegar a Balcarce 50.
Menos que la Alianza.
El nuevo nucleamiento es por ahora un intento inferior a la Alianza que llevó a Fernando de la Rúa al gobierno en 1999.
En primer término, por ahora capta sólo el 20 por ciento de intención de voto, según algunas encuestas. Solanas, exagerando, dijo ayer a una radio cordobesa ("Nuestra Radio"-SRT) que esa franja llega al 30 pro ciento, sin citar fuentes. Como es obvio, De la Rúa-Alvarez tenían más apoyo popular.
En segundo lugar, aquella construcción era más amplia porque contenía a toda la UCR, cosa que por el momento no ocurre. Por ejemplo, ese partido en la provincia de Córdoba no llevó a su intendente Ramón Mestre al Broadway, disconforme con las denuncias por dádivas que le había realizado el senador Luis Juez, del Frente Cívico, que sí estuvo en el Teatro.
Y un tercer aspecto donde lo actual queda en inferioridad frente al otro ejemplo, es que éste tenía un socio progresista, más allá de que terminó girando a la derecha y concediendo muchas posiciones. Era el Frente Grande, devenido en Frepaso, con Chacho Alvarez, Graciela Fernández Meijide, Nilda Garré, Juan Pablo Cafiero, Aníbal Ibarra, etc. No hay entre los socios del FAU un componente de centroizquierda como aquél. Ese rol no lo juega Binner, un timorato socialdemócrata que confesó votaría por Henrique Capriles en Venezuela.
Tampoco tiene ese papel Solanas, a despecho de sus buenos orígenes políticos y culturales como cineasta. Hoy es más un defensor y protegido de Clarín que el director de "La Hora de los Hornos", que supo ser.
La misma Carrió mutó en estos años y está más cerca de la Lilita funcionaria judicial de la dictadura militar en Chaco, como supo admitir alegando que necesitaba la obra social de la justicia. Ella fue crítica de la Alianza, luego de haberla bendecido. En 2001 era firmante e integrante del Frente Nacional contra la Pobreza, junto a Hugo Yasky y la dirigencia de la CTA, Horacio Verbitsky, Estela de Carlotto y personalidades de la centroizquierda como Alfredo Bravo y Jorge Rivas.
La energúmena de centro-derecha en que se convirtió desde 2009 en adelante la pone como un contrapeso invencible frente a cualquier intento de comparación con la de por sí decepcionante Alianza.
Corrido a la derecha.
Alguien podría objetar este comentario y decir que Libres del Sur sí es una fuerza de centroizquierda y hasta mejor que el fenecido Frepaso. Al margen que los volúmenes electorales de una y otra agrupación son muy diferentes, y eso anula la comparación, tampoco queda bien parado el sector que conduce Humberto Tumini.
Hay fotografías que no tienen importancia porque apenas registran un momento fugaz de la política, pero otras sí la tienen porque realzan una conducta. Verlo al líder de Libres del Sur tomado de las manos con Cobos, sobre las tablas del Broadway, graficó la voltereta del personaje hacia una alianza negativa, con socios muy conservadores y reaccionarios.
En marzo de 2008 comenzó la pelea del gobierno nacional por cobrar retenciones móviles a la exportación de soja, contra la Sociedad Rural y otras entidades patronales agrupadas en la Mesa de Enlace. Se sabe que en esa confrontación perdió el gobierno, cuando en la madrugada del 17 de julio de ese año el vicepresidente Cobos pronunció, medroso, su voto "no positivo" y prosojero en el Senado.
En aquella importantísima disputa política, económica y cultural, Tumini tuvo un buen papel, no descollante pero positivo. Libres del Sur fue parte de la amplia convergencia de kirchneristas y no kirchneristas que denunciaron al mal llamado "campo" y la campaña destituyente. El mismo era funcionario del gobierno, como su segundo Jorge Ceballos en el ministerio de Acción Social y contaba con diputadas como Checha Merchán y Victoria Donda (esta última pedida por Abuelas a Néstor Kirchner para ser incluida en la lista del FPV).
En diciembre de 2008 los Libres se fueron del gobierno. Era su opción, legítima. Lástima que en su involución no construyeran ni aportaran a algo superior a esa experiencia, sino más bien lo contrario. El ex guerrillero Tumini se abraza y opera con Cobos, Alfonso Prat Gay, Carrió, Aguad y otros políticos afines a Clarín, el resto de los monopolios y la embajada norteamericana.
Omisiones que no son casuales.
Los ocho partidos y su quinteto de presidenciables son conscientes de que están parados sobre tierra poco firme, por las diferencias políticas apuntadas y los celos y vedetismos internos.
Por eso no hubo discursos en el acto de presentación, porque en tal caso se hubieran evidenciado más tales grietas, para colmo dichas en boca de cada quien, con lo que no podrían alegar que tal cosa "se había sacado de contexto".
La declaración fundacional que leyó el actor Luis Brandoni fue una breve lista de buenas intenciones, sobre la necesidad de avanzar hacia una verdadera república, combatir la corrupción, asegurar la división de poderes y otras generalidades por el estilo.De la lectura atenta de ese documento sobresale que son más los puntos donde se critica al gobierno actual que las alternativas que propugna el FAU. No es muy coherente con el estilo "propositivo" del que suelen ufanarse en los programas de Morales Solá, Bonelli, Lanata y otros del multimedios Clarín.
Entre las muchas omisiones se pueden remarcar varias importantes. A saber:
-Ninguna mención a las Malvinas. ¿Será para no malquistarse con el imperio anglo-norteamericano que usurpa las islas?
-Omitida la cuestión de la deuda externa y la negociación con los "fondos buitres". ¿Tendrá que ver con ocultar el rol que le cupo a Prat Gay y el JP Morgan para el que trabajaba en la debacle de 2001?
-Se habla de recaudar más de los que tienen más, pero no se especifica al sector sojero y agropecuario. ¿Es de mal pensados creer que eso procura el apoyo de la Mesa de Enlace?
-No alude a la ley de medios, de lo que cabe sospechar que los socios mantienen la opinión de reformarla o anularla, a pedir del holding Magnetto.
-Finalmente, y en forma sorprendente, no hay ni una sola línea a la cuestión de los derechos humanos, los juicios a los represores y la búsqueda de Memoria-Verdad-Justicia. ¿Será que ya no les importa? ¿Es que preparan la amnistía y reconciliación?
EMILIO MARIN
Estaban muy contentos los dirigentes que el martes lanzaron en el Broadway un nuevo espacio: Frente Amplio UNEN. Los socios son la UCR, Partido Socialista, Coalición Cívica, GEN, Frente Cívico, Libres del Sur, Proyecto Sur y Socialista Auténtico.
Ya han blanqueado sus pretensiones de ser candidatos a presidente en 2015 Ernesto Sanz y Julio Cobos por el radicalismo, Hermes Binner por el socialismo, Elisa Carrió por la CC y Pino Solanas por PS. No significa que se haya agotado allí la lista, porque de ese espectro podría surgir, eventualmente, algún otro anotado.
También podría ocurrir, en el terreno de las hipótesis, que buena parte de aquéllos termine apoyando a otro candidato, como Mauricio Macri, externo a esta construcción. Al menos en un eventual ballottage tal catástrofe podría suceder. En tal caso lo presentado como lo nuevo en la política argentina se fracturaría porque no todos estarían de acuerdo con acompañar al jefe de gobierno de la CABA. A lo sumo les gustaría que el apoyo fuera al revés: de Macri para alguien del FAU, en segunda vuelta.
El tema de la sumatoria del PRO genera diferencias y rispideces. Algunos lo rechazan casi de plano, como Binner, Solanas, Ricardo Alfonsín, Margarita Stolbizer y Humberto Tumini. Otros lo proponen como una alternativa válida, casos de Carrió, Cobos y Oscar Aguad, de la UCR. Un tercer grupo lo aceptaría sólo en caso de ballottage; es el criterio de Sanz y otros referentes, seguros de que los macristas podrían reforzar con votos la boleta del FAU contra uno de los dos pesos pesados justicialistas que llegaran a esa instancia final, o Scioli o Massa.
No se crea que la cuestión de qué táctica darse hacia Macri es la única que divide aguas al interior del frente recién anunciado. Hay muchas otras que ni siquiera han sido abordadas y donde pueden haber posiciones encontradas, pero no sólo porque se trata de partidos diferentes. Más importante es que éstos han tenido hasta hace poco posturas distintas ante temas de actualidad. Por ejemplo, Solanas y los legisladores del FAP votaron en 2009 a favor de la ley de medios de la democracia y también en 2012 de la expropiación de YPF. Carrió por supuesto estuvo en contra, siempre. Y como ella varios más, entre otros los senadores Sanz y Gerardo Morales, el diputado Alfonsín, etc.
En lo que están claros es en que se unen para enfrentar al gobierno de Cristina Fernández y sus posibles sucesores justicialistas, Daniel Scioli por un lado y Sergio Massa por el otro. No los une el amor sino el espanto al kirchnerismo y al peronismo en general; un cierto gorilismo, para ser más claros. Y en este sentido, aunque les moleste, el FAU tiene algo de la Alianza de 1999, en el sentido de posicionarse sobre todo en contra del gobierno que se va, antes que basarse en acuerdos sobre lo que harán en caso de llegar a Balcarce 50.
Menos que la Alianza.
El nuevo nucleamiento es por ahora un intento inferior a la Alianza que llevó a Fernando de la Rúa al gobierno en 1999.
En primer término, por ahora capta sólo el 20 por ciento de intención de voto, según algunas encuestas. Solanas, exagerando, dijo ayer a una radio cordobesa ("Nuestra Radio"-SRT) que esa franja llega al 30 pro ciento, sin citar fuentes. Como es obvio, De la Rúa-Alvarez tenían más apoyo popular.
En segundo lugar, aquella construcción era más amplia porque contenía a toda la UCR, cosa que por el momento no ocurre. Por ejemplo, ese partido en la provincia de Córdoba no llevó a su intendente Ramón Mestre al Broadway, disconforme con las denuncias por dádivas que le había realizado el senador Luis Juez, del Frente Cívico, que sí estuvo en el Teatro.
Y un tercer aspecto donde lo actual queda en inferioridad frente al otro ejemplo, es que éste tenía un socio progresista, más allá de que terminó girando a la derecha y concediendo muchas posiciones. Era el Frente Grande, devenido en Frepaso, con Chacho Alvarez, Graciela Fernández Meijide, Nilda Garré, Juan Pablo Cafiero, Aníbal Ibarra, etc. No hay entre los socios del FAU un componente de centroizquierda como aquél. Ese rol no lo juega Binner, un timorato socialdemócrata que confesó votaría por Henrique Capriles en Venezuela.
Tampoco tiene ese papel Solanas, a despecho de sus buenos orígenes políticos y culturales como cineasta. Hoy es más un defensor y protegido de Clarín que el director de "La Hora de los Hornos", que supo ser.
La misma Carrió mutó en estos años y está más cerca de la Lilita funcionaria judicial de la dictadura militar en Chaco, como supo admitir alegando que necesitaba la obra social de la justicia. Ella fue crítica de la Alianza, luego de haberla bendecido. En 2001 era firmante e integrante del Frente Nacional contra la Pobreza, junto a Hugo Yasky y la dirigencia de la CTA, Horacio Verbitsky, Estela de Carlotto y personalidades de la centroizquierda como Alfredo Bravo y Jorge Rivas.
La energúmena de centro-derecha en que se convirtió desde 2009 en adelante la pone como un contrapeso invencible frente a cualquier intento de comparación con la de por sí decepcionante Alianza.
Corrido a la derecha.
Alguien podría objetar este comentario y decir que Libres del Sur sí es una fuerza de centroizquierda y hasta mejor que el fenecido Frepaso. Al margen que los volúmenes electorales de una y otra agrupación son muy diferentes, y eso anula la comparación, tampoco queda bien parado el sector que conduce Humberto Tumini.
Hay fotografías que no tienen importancia porque apenas registran un momento fugaz de la política, pero otras sí la tienen porque realzan una conducta. Verlo al líder de Libres del Sur tomado de las manos con Cobos, sobre las tablas del Broadway, graficó la voltereta del personaje hacia una alianza negativa, con socios muy conservadores y reaccionarios.
En marzo de 2008 comenzó la pelea del gobierno nacional por cobrar retenciones móviles a la exportación de soja, contra la Sociedad Rural y otras entidades patronales agrupadas en la Mesa de Enlace. Se sabe que en esa confrontación perdió el gobierno, cuando en la madrugada del 17 de julio de ese año el vicepresidente Cobos pronunció, medroso, su voto "no positivo" y prosojero en el Senado.
En aquella importantísima disputa política, económica y cultural, Tumini tuvo un buen papel, no descollante pero positivo. Libres del Sur fue parte de la amplia convergencia de kirchneristas y no kirchneristas que denunciaron al mal llamado "campo" y la campaña destituyente. El mismo era funcionario del gobierno, como su segundo Jorge Ceballos en el ministerio de Acción Social y contaba con diputadas como Checha Merchán y Victoria Donda (esta última pedida por Abuelas a Néstor Kirchner para ser incluida en la lista del FPV).
En diciembre de 2008 los Libres se fueron del gobierno. Era su opción, legítima. Lástima que en su involución no construyeran ni aportaran a algo superior a esa experiencia, sino más bien lo contrario. El ex guerrillero Tumini se abraza y opera con Cobos, Alfonso Prat Gay, Carrió, Aguad y otros políticos afines a Clarín, el resto de los monopolios y la embajada norteamericana.
Omisiones que no son casuales.
Los ocho partidos y su quinteto de presidenciables son conscientes de que están parados sobre tierra poco firme, por las diferencias políticas apuntadas y los celos y vedetismos internos.
Por eso no hubo discursos en el acto de presentación, porque en tal caso se hubieran evidenciado más tales grietas, para colmo dichas en boca de cada quien, con lo que no podrían alegar que tal cosa "se había sacado de contexto".
La declaración fundacional que leyó el actor Luis Brandoni fue una breve lista de buenas intenciones, sobre la necesidad de avanzar hacia una verdadera república, combatir la corrupción, asegurar la división de poderes y otras generalidades por el estilo.De la lectura atenta de ese documento sobresale que son más los puntos donde se critica al gobierno actual que las alternativas que propugna el FAU. No es muy coherente con el estilo "propositivo" del que suelen ufanarse en los programas de Morales Solá, Bonelli, Lanata y otros del multimedios Clarín.
Entre las muchas omisiones se pueden remarcar varias importantes. A saber:
-Ninguna mención a las Malvinas. ¿Será para no malquistarse con el imperio anglo-norteamericano que usurpa las islas?
-Omitida la cuestión de la deuda externa y la negociación con los "fondos buitres". ¿Tendrá que ver con ocultar el rol que le cupo a Prat Gay y el JP Morgan para el que trabajaba en la debacle de 2001?
-Se habla de recaudar más de los que tienen más, pero no se especifica al sector sojero y agropecuario. ¿Es de mal pensados creer que eso procura el apoyo de la Mesa de Enlace?
-No alude a la ley de medios, de lo que cabe sospechar que los socios mantienen la opinión de reformarla o anularla, a pedir del holding Magnetto.
-Finalmente, y en forma sorprendente, no hay ni una sola línea a la cuestión de los derechos humanos, los juicios a los represores y la búsqueda de Memoria-Verdad-Justicia. ¿Será que ya no les importa? ¿Es que preparan la amnistía y reconciliación?
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