lunes, 4 de febrero de 2008

4 de febrero de 2008

LA NACIÓN

El análisis de la noticia
Con la mira en 2009
Por Joaquín Morales Solá


Muy pocas veces una misma noticia dejó contentos a Néstor Kirchner y a Elisa Carrió. Sin embargo, es lo que sucedió ayer, cuando se conoció la sorpresiva alianza entre el ex presidente y su ex ministro Roberto Lavagna. La alegría compartida de Kirchner y Carrió no se respaldaba en la sola información de estas horas. Los dos miran más allá. Miran, más precisamente, las elecciones legislativas de 2009 y también, quizá, las presidenciales de 2011.

Kirchner y Lavagna cultivan casi las mismas ideas esenciales, con la misma coherencia con la que se desconfían mutuamente. Profetas de la persecución, ambos descreen de la casualidad o del curso natural de las cosas. Creen con fe religiosa en la teoría de la conspiración perpetua. Así convivieron en el Gobierno mientras el enemigo estaba en otro lado, y por eso debieron separarse cuando los trastornó la certeza de que el enemigo estaba entre ellos dos.

Sin embargo, el ex presidente es lo suficientemente perspicaz como para advertir que su oferta en las próximas elecciones debe mejorar y que debe ampliarse el kirchnerismo puro y rancio de los últimos comicios. Si no percibiera la necesidad de algo más, su proyecto correría el riesgo de morir de fatiga en poco tiempo.

Convertido en jefe político de la corriente oficialista, Néstor Kirchner se encontró con un consejero oportuno en el momento ideal: el senador José Pampuro. Pampuro viene sosteniendo desde hace mucho que el kirchnerismo debería ser, como propuesta política, más de lo que es. "¿Por qué no aceptar la presencia de una minoría que no coincida en todo con nosotros?", solía insistirle al ex presidente. Pampuro venía hablando con Lavagna desde después de las elecciones, y ya había sido el último kirchnerista en tratar de convencerlo para que aceptara la candidatura a jefe de gobierno de la ciudad. "O la presidencia o mi casa", le respondió entonces el ex ministro. Sobre el fin de semana, eligió caminar hacia un lugar que no es ni la presidencia ni su casa.

¿Kirchner ha cambiado como para aceptar esos consejos sin grandes resistencias? La explicación hay que buscarla en otras geografías. Néstor Kirchner pertenece a esa clase de políticos que no subestiman de antemano a ningún adversario. Sabe que está en condiciones de ganar fácilmente la interna del Partido Justicialista, militando en lo que él llamó con desprecio el "pejotismo", pero sigue recelando de la competencia que le plantearán los hermanos Rodríguez Saá, desde San Luis, y Francisco de Narváez, desde Buenos Aires. En verdad, lo que quiere no es ganar, sino arrasar sin piedad en esa interna.

Más que la interna, a Kirchner lo preocupan las elecciones del próximo año, su solvencia política frente a ellas y la calidad de su oferta. La interna es una necesidad, no un gusto. Pero la presencia de Lavagna le sirve, además, para frenar la ambición prematura de muchos de sus propios gobernadores, que ya se lanzaron, abierta o soterradamente, a pescar la candidatura presidencial del kirchnerismo. Los gobernadores y Lavagna podrían notificarse de algo obvio: el próximo candidato presidencial del kirchnerismo será un Kirchner, si los Kirchner estuvieran en condiciones de lograr esa hazaña.

La posición de Lavagna es menos explicable, salvo por la falta de alternativas que tenía en la política. Su relación con el radicalismo resultó más mala que buena después de los comicios de octubre, y ya no era buena antes de las elecciones. Los radicales hicieron lo que se proponían: llevar al Parlamento más legisladores que los que hubieran conseguido sin Lavagna. El ex ministro no pudo colocar un solo legislador suyo en el Congreso. El único diputado nacional que ingresó por UNA, la creación electoral de Lavagna, el tucumano José Ignacio García Hamilton, se incorporó en el acto al bloque radical y forma parte de él. "Lavagna se fue con lo puesto", se pavoneaba ayer un importante dirigente del radicalismo.

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Si bien Lavagna no desentona con la ideas fundamentales de Kirchner, es cierto también que el otrora poderoso ministro de Economía venía martillando sobre la crisis energética, sobre la inflación, sobre las bravuconadas de Guillermo Moreno, sobre las obras públicas de Julio De Vido y sobre la estrecha relación del kirchnerismo con Hugo Chávez. Lavagna decía ayer que su decisión de volver a convivir con Kirchner es un "gesto del Primer Mundo", porque en los países más importantes los dirigentes políticos cohabitan en un mismo partido con ideas diferentes.

En ninguno de esos países, vale aclararlo, se convive sin hablar de las diferencias (y hasta ayer no se habló aquí de eso más que sobrevolando las cosas) y ningún dirigente se va del partido común para volver cuando las cosas le han ido mal. Los gestos pueden ser parecidos, pero no la acción de los protagonistas.

El radicalismo se apropió ayer de los más de 3 millones de votos que sacó con la candidatura del ex ministro, porque supone que esos sufragios correspondían a un proyecto antikirchnerista. Carrió espera a los radicales, porque cree que la decisión de Lavagna limpió el escenario político: ahora sí se sabe quién se quedó con el liderazgo de la oposición. Carrió se ufanaba de haber advertido a tiempo de que Kirchner y Lavagna son la misma cosa. "Por eso nunca quise acercarme a Lavagna", proclamaba.

Los radicales están dispuestos a zigzaguear cerca de la Coalición Cívica, pero preferirían más un acuerdo de partidos que la aceptación lisa y llana de un liderazgo personal. El senador socialista Rubén Giustiniani aparecía ayer como el componedor probable de una fórmula para conformar a todos.

Carrió espera y hasta se da el lujo de la generosidad política. Reconoce que el gobernador santafecino Hermes Binner y el jefe del gobierno porteño, Mauricio Macri, son opositores que tienen los límites que les ponen las responsabilidades de la administración.

"Hay que comprenderlos y ayudarlos", señaló inesperadamente la dirigente opositora. ¿También a Macri? "También a Macri", respondió Carrió, con una alegría sólo comparable a la que compartían en Olivos Cristina y Néstor Kirchner.

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ROSARIO/12

Una nueva universidad santafesina para apuntalar la economía social
El proyecto del diputado nacional Jorge Giorgetti para instalar una casa de estudios en Sunchales, corazón de la cuenca lechera, contó con el aval de los diputados de todos los partidos. El Congreso lo tratará.


Giorgetti apunta que el desarrollo económico fue impulsado por la economía solidaria. Plantea la necesidad de formación, planificación estratégica y el control de gestión.Desde Santa Fe

El Congreso de la Nación analizará este año proyectos para crear ocho universidades nacionales en distintas provincias del país. Una estaría en Santa Fe: la Universidad Nacional de la Economía Social (UNAES), con sede en la ciudad de Sunchales, en el corazón de la cuenca lechera, según un proyecto que apoyaron trece diputados nacionales santafesinos sin diferencias políticas, entre ellos el autor, Jorge Giorgetti; el jefe del bloque del Frente para la Victoria, Agustín Rossi y dos ex que ya dejaron sus bancas para regresar a Santa Fe: el ahora presidente de la Cámara de Diputados de la provincia, Eduardo Di Pollina y el gobernador Hermes Binner. La UNAES sería la tercera universidad nacional de la provincia junto con la del Litoral y la de Rosario.

La revista "Parlamentario" informó esta semana, en una nota titulada "El sueño de la universidad propia" que "la creación de ocho nuevas casas de altos estudios" será analizada este año en el Congreso, que a fines de 2007 ya "aprobó la fundación de tres universidades nacionales, pese a que los nuevos alumnos prefieren las instituciones privadas".

Y vaticinó que los proyectos tienen buenas perspectivas de prosperar porque la presidenta Cristina Fernández de Kirchner continuará la política de "defensa de la educación pública" que inició su esposo, el ex presidente Néstor Kichner. "Cristina seguirá apoyando la creación de nuevas casas de altos estudios", agregó.

La provincia de Buenos Aires está al tope de los proyectos para crear cuatro casa de estudios: la Universidad Nacional de Avellaneda que tiene media sanción del Senado, la Universidad Nacional del Oeste (que comprende los partidos de Ituzaingó, Merlo, Marcos Paz y Las Heras), la Universidad de Almirante Brown y otra en la región metropolitana norte (UNAREMN) en la ciudad de San Isidro. Después sigue Córdoba con dos proyectos: la Universidad Nacional del Noroeste Cordobés (UNNCOR), con sede en Cruz del Eje y la Universidad de Río Tercero.

"Santa Fe también se sumó a la tendencia", apuntó el informe. "Un proyecto de ley apoyado por todos los diputados santafesinos, sin diferencias de partidos políticos, propone la creación de una casa de altos estudios en la ciudad de Sunchales: la Universidad Nacional de la Economía Social (UNAES)".

El proyecto es del diputado Giorgetti, pero lleva la firma del jefe del bloque kirchnerista, Agustín Rossi y de dos socialistas que ya dejaron sus bancas: Di Pollina, que hoy preside la Cámara de Diputados de la provincia, y el gobernador Binner. Aunque también fue apoyado por los kirchneristas Juan Héctor Silvestre Begnis, Gustavo Marconatto, Ana Berraute, Ariel Dalla Fontana, los socialistas Silvia Augsburger y Pablo Zancada y tres ex diputados terminaron sus mandatos: Pedro González, Oscar Lamberto y María del Carmen Alarcón

En su sitio web, Giorgetti fundamentó la creación de la Universidad Nacional de Economía Social, en la ciudad de Sunchales, que propuso el 18 de mayo de 2006. "En el marco del desarrollo político, económico y social, ha tenido preponderante importancia el avance del concepto de economía solidaria, en especial, en la mayoría de los países desarrollados del mundo, como una manera de propender al equilibrio y a la igualdad social, que resultan absolutamente básicos para un desarrollo armonioso y sustentable de la economía", dijo el legislador.

"En este marco de la economía solidaria, concebimos el desarrollo y afianzamiento del movimiento mutual y cooperativo como herramientas de organización social y producción económica, es decir, como vías de desarrollo. Es así que una de las políticas que consideramos centrales es la educativa y en esta dimensión, la formación a nivel profesional universitario de los actores de la economía social".

La UNAES tendrá su sede en la ciudad de Sunchales, que recientemente fue instituida como capital nacional del cooperativismo, por la ley 26.037, que también impulsó Giorgetti. Algunas de las carreras que debería dictar la UNAES son las licenciaturas en Economía Social, en Ciencias de la Comunicación Social, Ciencias de la Educación Social, Psicología Social y en Recursos Humanos, entre otras. "Y crear cursos de postgrados en Capacitación Social en las distintas carreras de grado para incorporar el principio social a las carreras tradicionales", apuntó el legislador.

"Todo ello plantea la necesidad de la formación, la planificación estratégica y el control de gestión, para que las organizaciones transiten el camino del desarrollo. En definitiva, estamos convencidos que el fortalecimiento de la economía solidaria, mediante el desarrollo de sus prácticas económicas, articuladas con las políticas públicas en general y en particular mediante propuestas de formación profesional y capacitación, tienen la potencialidad de materializar y generar de manera asociativa condiciones de solidaridad, equidad y ciudadanía social, en una democracia de alta intensidad, a través de la democratización de los medios de producción, las nuevas posibilidades de aprendizaje y la integración de un proyecto sustentable de desarrollo humano, concebido desde la generación de empleo y renta, la distribución equitativa de la riqueza y el control social del proceso global", concluyó Giorgetti.

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EL UNIVERSAL - México

Encabezan socialistas preferencias en España

Las encuestas otorgan al partido del presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, una ventaja de 3.4 y 3.8 puntos respectivamente sobre el centroderechista partido Popular


El gobernante partido Socialista de España cuenta con una pequeña pero sólida ventaja sobre el principal partido conservador de oposición previo a las elecciones generales del 9 de marzo, según dos encuestas difundidas el domingo.

Las encuestas otorgan al partido del presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, una ventaja de 3.4 y 3.8 puntos respectivamente sobre el centroderechista partido Popular, un mejor desempeño que en las encuestas divulgadas a comienzos de enero.

En ese momento los socialistas aventajaban a su principal rival por un escaso margen que reflejaba un empate técnico.

Una encuesta de la empresa Metroscopía divulgada el domingo en el diario El País, el de mayor venta de España, indicó que los socialistas podrían ganar con una ventaja del 3,4% si las elecciones se realizaran ahora.

El margen de error fue de 2,2 puntos. Un total de 2.000 personas fueron entrevistadas por Metroscopia.

A su vez, una encuesta del Instituto DYM para el periódico ABC ofreció una ventaja del 3,8% en favor de los socialistas. Esta encuesta tuvo un margen de error de 3,1% y 1.015 personas participaron en ella.

La economía ha surgido como tal vez el principal tema de la campaña, aunque la legislatura saliente tuvo como tópico más importante el fracaso de Rodríguez Zapatero en negociar la paz con el grupo armado vasco ETA, y la decisión de ETA de retornar a la violencia luego de convocar a una tregua unilateral en el 2006.

Otros temas centrales son reformas sociales tales como la legalización del matrimonio gay, y la aprobación de una nueva constitución que otorga mayor autonomía a la poderosa región de Cataluña.

España ha registrado más de una década de sólido crecimiento económico, pero esa tasa de expansión está ahora desacelerándose, y la inflación es de un 4,4% anual.