AMBITO FINANCIERO
Política - Pag. 13
Como la UCR, socialismo también debate su pase
Con el foco en el congreso de marzo y la posterior elección, en junio, del jefe del PS, socialistas «amigables» con Kirchner -categoría que excluye al sector que encabeza Rubén Giustiniani- se reunieron ayer para discutir una postura de posicionamiento político.
De la cumbre participaron dirigentes de unos diez distritos, algunos de los cuales son abiertamente prokirchneristas, como los bonaerenses y los santacruceños, mientras que otros, más moderados, mantienen cierta lejanía pero no son opositores «rabiosos».
Invocando la bendición de Hermes Binner, el gobernador de Santa Fe, referentes porteños, bonaerenses, cordobeses, de Santa Cruz, La Rioja, San Juan, Tucumán y Neuquén, entre otros, acordaron avanzar hacia la unificación de sus movimientos políticos.
El encuentro lo presidió el bonaerense Oscar González, secretario general del PS a nivel nacional, quien estuvo escoltado por Ariel Basteiroque comanda la filial Buenos Aires en reemplazo temporal de Jorge Rivas y Eduardo Cañas, jefe del socialismo cordobés.
Estuvo, además, el porteño Héctor Polino, el primer socialista tentado para un cargo oficial en la era Kirchner que desistió, para no generar conflictos en el partido, asumir. También el cordobés, Eduardo García.
La maniobra se explica por varias razones, algunas de ellas, a simple vista contradictorias:
Abrazados al acuerdo «29 de octubre», compromiso que firmaron antes de las elecciones Giustiniani y González como voceros de los anti y los pro K, para preservar la unidad partidaria por más que un grupo integre el Frente para la Victoria y otros se asocie a Elisa Carrió, en la cita de ayer se trató de espantar el fantasma de la fragmentación. «Debemos preservar los fundamentos de la unidad alcanzada en el 2002» explicó González, en referencia a la fusión en aquel año entre los socialistas populares y democráticos. Superadas las elecciones, el plan es evitar una batalla interna en torno a la elección de las nuevas autoridades partidarias cuando, en junio, venza el mandato de la conducción encabezada por Giustiniani.
El bloque, que engloba a neutrales y «amigables», pautó como regla global que se respetarán los matices y las diferencias y que, en la postura del PS, se defenderá la « autonomía y la unidad partidaria». ¿Qué los une? La presunción, real o ficcional, de que el socialismo es hoy por hoy una fuerza nacional con presencias ejecutivas territoriales. Por eso, se comenzó a confeccionar un documento para definir la postura del PS -o al menos, de esa porción del PS- que plantea que el socialismo debe ser «protagonista del proceso de transformación social» que vive «el país y la región».
Claro que tanto romanticismo no alcanzapara esconder un dato: en marzo -el 8-, hay un Congreso nacional del PS, donde deberán convivir los dos sectores, y en junio -el 8- se deben elegir nuevas autoridades. Es inocultable que el encuentro de ayer apunta a alinear fuerzas para una eventual confrontación que, afirman, no quieren y, especulan, tampoco desea el giustinianismo. La discusión, en todo caso, se dará cuando haya que sentarse a discutir cómo se reparten las butacas.