sábado, 23 de febrero de 2008

23 de febrero de 2008


Los transversales K
23/02/2008 15:05
América - Punto y seguido
Marcelo Helfgot - Periodista

Al cerrar filas en el justicialismo, los transversales dijeron ahora qué hacemos. Acá se encuentra gente como Francisco de Narváez o Daniel Scioli. Los radicales K, quienes impusieron a Cobos como Vicepresidente, están también. En Junín, muchos van a pelear por la pertenencia al radicalismo, y otros ven que esta posición está cada vez más debilitada, y quieren ir generando en distintas etapas un partido nuevo de radicales rebeldes, que puede ser nacional o no. Los partidos de distrito también son una opción valedera para hacer una federación. Esas son las dos variantes más fuertes. Los socialistas K tienen otro problema, quizás menor, con Basteiro y Rivas, que dicen que no quieren ir por el partido, el cual es socio todavía de la Coalición Cívica, pero van por la posibilidad de que Binner asuma en lugar de Giustiniani, ya que Binner es opositor pero moderado, y mantendría un equilibrio. Después hay muchas pequeñas tribus, como el Frente Grande de Chacho Álvarez y los polos obreros. Los transversales siguen buscando su camino, y el famoso cartelito de fin de la película no aparece. Salvo Menem y los Rodríguez Saá, el resto está hoy adentro con Kirchner en el justicialismo. Duhalde tiene hoy poco espacio, pero está. Y Scioli también tiene fuerza.

Radio América Informa - 9:30
23/02/2008 09:30
América - Desayunate
Radio América Informa - 9:30

Moyano justificó haberle puesto un techo a las discusiones salariales. / El ajuste salarial de los panaderos no será uniforme. / Cristina Fernández volverá a encontrarse la semana próxima con el gobernador de Santa Fe, Hermes Binner.

Proyecto de ley para subsidiar a los damnificados por el incendio en ’Ciudad Cotillón‘
23/02/2008 08:29
Rivadavia - El Tobogán
Verónica Gómez - Diputada porteña por el partido Socialista

“El proyecto tiene que ver con crear una ley para esta situación particular de los vecinos. La idea es que los vecinos perciban una cantidad de dinero no reembolsable, pero que sea personalizado el monto, porque no es lo mismo el vecino que vivía en el mismo edificio de la juguetería que aquel que vive a unas cuadras del lugar siniestro. () La idea no es que el subsidio sea una indemnización, sino que sea para apalear la situación inmediata de la gente, porque no necesariamente cubre la totalidad del daño. Luego, los vecinos podrán iniciar las demandas correspondientes, incluso penal, a los dueños de Ciudad Cotillón. ()”

Página 12 - El País

“Hay que dialogar con el sector que conduce el país”

El socialista Miguel Lifschitz descartó un acuerdo con el radicalismo y diferenció a Hermes Binner de Mauricio Macri y Elisa Carrió.

Por Werner Pertot
Luego de su encuentro con el ex presidente Néstor Kirchner, el intendente de Rosario, Miguel Lifschitz, descartó un acercamiento del Partido Socialista al gobierno nacional. “Fui a título personal y no en representación del partido”, aclaró el ingeniero, en diálogo con Página/12. También se distanció de una alianza con la UCR y sostuvo que Hermes Binner “representa una manera distinta de pararse en la oposición”.

–¿Su reunión con Kirchner implica un acercamiento del PS al Gobierno?

–No creo que haya que darle esa connotación. Fue una invitación personal y no en representación del partido. Conversamos sobre el escenario de los próximos años y la inserción en América latina.

–¿Encontraron coincidencias?

–A nivel de integración regional, hay una gran coincidencia. En cuanto al escenario nacional, el ex presidente está comprometido con la tarea de convertir al PJ en un partido democrático y moderno, pero recién comienza y habrá que ver cómo evoluciona en el tiempo.

–¿Binner acompaña esta postura de diálogo con Kirchner?

–Sin duda, en eso coincidimos absolutamente. Hay que establecer diálogo con el sector que conduce los destinos del país, aun desde las disidencias. Pero no desde la vereda de la confrontación.

–¿Cómo ve el debate en el socialismo entre oficialismo y oposición?

–En el socialismo hay una gran coincidencia de que el PS se consolide con el gobierno de Santa Fe y adquiera mayor representación nacional. Después, puede haber matices sobre cómo ubicar a esa organización en el escenario político. Algunos lo ven más cerca de la Coalición Cívica y otros lo vemos en una posición más independiente y más de diálogo con otros sectores, pero sin encasillarnos.

–¿Y cómo se salda esa diferencia?

–Va a haber una síntesis de esas posiciones, porque no son antagónicas.

–¿Pero el PS debe seguir aliado a la CC?

–Los próximos escenarios electorales son muy inciertos para definir de antemano una posición. En lo parlamentario, el socialismo debe tener diálogo con todos, y también con la CC.

–¿Es posible una alianza con el radicalismo?

–No, no creo que haya posibilidades de alianza en el escenario actual.

–¿Giustiniani debe dar un paso al costado de la conducción?

–Mi idea en particular es que busquemos una lista de unidad, que sea amplia y exprese las distintas ideas que se integran en el PS.

–-El sector de Ariel Basteiro sostiene que Giustiniani no puede ocupar ese lugar, dado que fue compañero de fórmula de Carrió.

–No, no creo que sea así. El ha sido una figura relevante del PS en estos años y le tocó conducir el partido en circunstancias no siempre fáciles.

–¿Carrió es la líder de la oposición?

–Creo que hay una oposición muy fragmentada, expresada por distintos liderazgos. No me animaría a decir que el de ella es el único. Hay figuras de otros perfiles ideológicos, como Macri.

–¿Y Binner?

–No es oficialista, así que de alguna manera integra la oposición. Binner representa una manera distinta de pararse en la oposición.

–¿Qué observó en los primeros dos meses de Cristina Kirchner?

–Hubo bastante continuidad. Es difícil marcar diferencias importantes con el gobierno de Kirchner. Ambos conforman un equipo político y creo que no va a haber diferencias de criterios.

Página 12 - El País

Merchán en su tierra

El bloque Encuentro Popular y Social, que integran los diputados Ariel Basteiro, Vilma Ibarra, Cecilia Merchán y Victoria Donda se presentó en la ciudad de Córdoba. “Acompañaremos a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner desde nuestra identidad con autonomía”, prometió Merchán, quien justamente fue electa por Córdoba.

Clarín - Sup. Rural - Pág. 2

Binner sigue de cerca la lechería

El vicepresidente de la Nación, Julio Cobos, y el gobernador de la provincia de Santa Fe, Hermes Binner, visitaron la sede central de SanCor, en Sunchales; acompañados por el intendente de esa ciudad, Oscar Trinchieri.

Tras ser recibidos por el presidente de la empresa láctea, Oscar Carreras, e integrantes del consejo de administración y funcionarios, los mandatarios recorrieron las instalaciones del complejo industrial Sunchales, intercambiaron información y expectativas sobre el desarrollo de las economías regionales en general y de la lechería, en particular.

Cobos destacó la responsabilidad social asumida por SanCor a lo largo de su historia, contribuyendo al desarrollo. "Así, no es casualidad que una empresa, que es una cooperativa, que es un emblema de Argentina y de América Latina, haya transitado y sorteado tantos obstáculos que hemos tenido en el país durante setenta años".



Clarín - La Ciudad - Pág. 61

DUROS CUESTIONAMIENTOS DEL KIRCHNERISMO, EL ARI, EL IBARRISMO Y LA IZQUIERDA


AGENCIA NOVA

Toda la oposición salió a criticar con fuerza la medida

El desalojo por la fuerza del asentamiento de Belgrano desató furiosas críticas de legisladores de todo el arco político opositor.

El titular del bloque K de la Legislatura, Diego Kravetz disparó: "Estamos en contra de la represión y de la gran improvisación de Macri, que tiene una concepción política muy errónea. Porque con la política hay que transformar la realidad y no esconderla más allá de la General Paz". Su compañero de bancada, Juan Cabandié, subrayó: "Tenemos que buscar formas de inclusión".

El diputado nacional Claudio Lozano aprovechó para pegarles al kirchnerismo y al macrismo.

Acusó al Gobierno nacional de "permitir que TBA, subsidiada por todos, elimine el tren blanco. Y ahora la Comuna completa el desastre". Su hombre en la Legislatura, Martín Hourest, presentó un pedido de infor
mes y un proyecto de repudio. "El Gobierno porteño criminaliza el trabajo de los cartoneros: no los contiene y los expulsa de manera violenta", criticó la diputada nacional Fernanda Reyes, de la Coalición Cívica, fuerza que en la Legislatura votó leyes polémicas junto al macrismo, como la intervención de la ObSBA, la obra social del gremio SUTECBA. "Ya en 2006 el macrismo quiso modificar el Código de Faltas para penar a quienes revisen la basura", recordó el legislador del ARI Facundo Di Filippo. "Con topadoras esto no se resuelve –dijo el ibarrista Eduardo Epszteyn–. Macri tiene que generar una solución para que los cartoneros puedan trabajar, hasta que se inauguren las plantas que contempla la Ley Basura Cero".

"Fue un atropello", afirmó el diputado nacional Roy Cortina, un socialista ex aliado de Jorge Telerman. "El Gobierno kirchnerista puso a su policía a las órdenes de Macri", acusó también a dos puntas el Partido Obrero.

Además, hubo críticas del Partido Demócrata Cristiano.

El que no cuestionó la medida fue Marcelo Meis (legislador de PRO-Recrear), que presentó un proyecto para que los cartoneros no puedan entrar a la Ciudad: "La norma implicará mantener la ciudad más limpia y evitar problemas de inseguridad y drogadicción que se esconden, en algunos casos, detrás de los denominados recolectores callejeros".

Protesta
Los vecinos de Villa Pueyrredón se manifestaron ayer a las 20 en Constituyentes y Roosevelt, para protestar contra la instalación de un centro de transferencia para cartoneros en Constituyentes 4997.

La Nación - Información General - Pág. 18

Criticó la oposición la medida

Por Laura Rocha
De la Redacción de LA NACION

Después de la violencia que se desató tras el desalojo de unas 30 familias de cartoneros en un asentamiento frente a Barrancas de Belgrano, la vicejefa de gobierno, Gabriela Michetti, defendió la medida instrumentada por la administración. Desde la oposición, en tanto, criticaron la violencia en la que derivó el desmantelamiento del lugar.

Por su parte, el defensor general de la ciudad, Mario Kestelboim, pidió informes al gobierno sobre la situación de las personas y la fundamentación legal del desalojo.

"El espacio público no tiene que ser negociable porque es el espacio más democrático de todos. Hoy [por ayer] estamos en un día difícil, pero éstas son las decisiones que hay que tomar cuando uno pretende gobernar. El Estado está para equilibrar intereses y derechos, y estas cosas que tenemos que hacer muchas veces no son simpáticas."

Diego Kravetz, jefe del bloque kirchnerista de la Legislatura, opinó: "El de los cartoneros no es un problema de embellecimiento o fealdad de la ciudad; no es un conflicto de espacio público: es un drama social. Y yo sé que esto puede ser antipático para los vecinos de la zona, pero no se resuelve con violencia".

En el mismo sentido se pronunció Eduardo Epszteyn, que fue ministro de Medio Ambiente de Aníbal Ibarra y es legislador: "Esta medida es la consecuencia de su propia improvisación [del gobierno]. Con topadoras esto no se resuelve; ésa era la lógica en tiempos dictatoriales. Macri tiene que generar una solución concreta para que los cartoneros puedan desarrollar su actividad hasta que se inauguren las plantas que contempla la ley Basura Cero". También repudiaron los incidentes el Partido Socialista y el diputado Martín Heurest, de Buenos Aires para Todos.

El legislador Marcelo Meis (Pro-Recrear) propuso "terminar con la actividad de los cartoneros estableciendo un plazo máximo de dos años para que continúe su presencia en territorio porteño". Durante ese lapso, los gobiernos nacional, bonaerense y porteño deben "definir un programa social que sustente un mercado laboral para estas personas y las aleje de la situación infrahumana que trae aparejados hechos molestos e incómodos para otros vecinos".

Clarín - El País - Pág. 5

PROMESAS DE MAYOR INTEGRACION Y UN TOQUE DE PICARDIA A LA HORA DE LOS DISCURSOS

Lula elogió a los Kirchner, pero les recordó a Duhalde y a Alfonsín

El brasileño y Cristina hablaron durante el almuerzo servido en el Palacio San Martín.

Humor tropical y picardía política fue el menú que aportó Lula da Silva para condimentar el almuerzo que le ofreció Cristina Kirchner en el Palacio San Martín.

Los discursos de ambos mandatarios en los salones del histórico edificio de la Cancillería se constituyeron en platos fuertes de la visita oficial del brasileño.

Con una novedad de aperitivo: la ceremonia marcó el debut de Néstor Kirchner como "primer caballero" de la Argentina.

Ant
es del intercambio de elogios y de las promesas compartidas de profundizar la integración regional, Lula se las ingenió para robarles sonrisas a las decenas de funcionarios e invitados especiales que esperaban el momento para hincarle el diente al cordero patagónico. Fue cuando contó cómo se enteró de las candidaturas de Kirchner y de Cristina.

Lo curioso fue que comenzó con un reconocimiento al ausente ex presidente Eduardo Duhalde, enemigo público del matrimonio Kirchner. Insertó la cuota de picardía al recordar que "conocí a Duhalde en momentos difíciles para la Argentina". Y la de humor al relatar: "Cuando le pregunté quién iba a ser el presidente me dijo ’será el doctor Néstor Kirchner’. Entonces le pregunté ¿quién es Kirchner? Me respondió que era el gobernador de la Patagonia".

Kirchner lo miraba atento desde la cabecera que ocupó como acompañante de Cristina. Enseguida, Lula destacó el aporte de su gestión a "la recuperación extraordinaria de la economía y la autoestima del pueblo". El brasileño remató su parábola contando que "un día le pregunté a Kirchner, como hice con Duhalde, quién sería el presidente si ya él había decidido no presentarse a la reelección. Y me contestó: ’no te lo puedo decir, pero va a ser Cristina’".

La ausencia de Duhalde tenía una razón: el único de los ex presidentes invitados fue Raúl Alfonsín. Lula dijo que conoció al líder radical "en un momento de adversidad de la Argentina" y valoró el rol que cumplió junto al brasileño José Sarney para sentar las bases del Mercosur.

A Cristina le dedicó un piropo de galán: "Todos somos víctimas del prejuicio y las mujeres doblemente víctimas. Aceptaste ser presidenta de Argentina, elegida en la primera vuelta sin la menor sombra de duda, y eso enaltece el alma de la mujer argentina".

En el tramo más político, Lula alegó que "la alianza estratégica entre la Argentina y Brasil es imprescindible como parte de un proyecto amplio de integración latinoamericana".

La anfitriona devolvió gentilezas a la hora de cerrar los discursos. "Usted y yo tenemos la oportunidad histórica y la inmensa responsabilidad de abordar el siglo XXI, de reposicionar a nuestra región que, por primera vez ante una crisis mundial, no entra en crisis como siempre pasaba", arremetió.

Y fiel a la formulación que utiliza desde la campaña electoral, aludió a la utilización en ambos países de "un modelo de acumulación absolutamente diferente al que teníamos durante las décadas pasadas".

Con todo, Cristina advirtió que a pesar de las buenas relaciones entre ambos países "no siempre la vida es color de rosa y seguro que tendremos diferencias o intereses contrapuestos". Aunque vaticinó que "si profundizamos la integración y le agregamos complementariedad a nuestras industrias, vamos a sortear nuestras diferencias".

Fue entonces que alzó la voz para alertar: "Cuanto más profunda sea la integración y más grande la complementación, menos lugar habrá para las pequeñas minorías que sueñan que no podamos construir el Mercosur". Y dio un pronóstico: "Van a ser derrotadas".

La Presidenta también hizo una referencia histórica, pero en lugar del humor a la brasileña de Lula, apeló a un toque de nostalgia por la militancia combativa que ejerció en su juventud. "Hemos tenido tal vez una suerte que otros militantes nacionales y populares no tuvieron cuando les tocó el ejercicio de la Presidencia", le dijo a su invitado.

Los miraban, entre otros, un grupo de intendentes oficialistas del conurbano, además del socialista rosarino Miguel Lifschitz y el independiente Martín Sabatella, de Morón.


Las frases


"Usted y yo tenemos la oportunidad histórica y la responsabilidad de reposicionar a nuestra región, que por primera vez ante una crisis mundial no entra en crisis, como siempre pasaba."
Cristina Kirchner


"Cuando le pregunté a Duhalde quién iba a ser el presidente, me dijo: ’será Néstor Kirchner’. Entonces le pregunté, ¿quién es Kirchner? Me respondió que era el gobernador de la Patagonia."
Lula da Silva

La Nación - Política - Pág. 6

Aplausos, pero poca asistencia en el Congreso

El presidente brasileño emocionó a los legisladores con su discurso ante un recinto que estaba semivacío

Pasaban ya las 16.30, y la ansiedad comenzaba a crecer entre los legisladores del oficialismo. Atento a la posibilidad concreta del papelón, el senador Miguel Angel Pichetto tomó, decidido, el micrófono. "Hay en los pasillos muchos miembros de la delegación brasileña. Los invitamos a que pasen y que tomen asiento", dijo el jefe de los senadores kirchneristas, aunque su ruego tuvo escaso éxito y el recinto de la Cámara de Diputados jamás llegó a completarse.

En su paso por el Congreso, el presidente brasileño, Luis Inacio Lula da Silva, cosechó aplausos y elogios de todas las bancadas por su discurso, en el que abogó por la "unidad de la Argentina y Brasil", y repitió una y otra vez la palabra "juntos".

No tuvo, sin dudas, el marco que merecía: poco más de un centenar de diputados y senadores estuvieron sentados en sus bancas, y lo escucharon invocar la necesidad de "un Parlamento fuerte para una democracia fuerte".

"Es un papelón, responsabilidad del oficialismo que no garantizó una presencia plena", se quejó a LA NACION el diputado Claudio Lozano (CTA-Capital). Por lo bajo, diputados opositores aseguraron que empleados legislativos se sentaron en las bancas para disimular lo indisimulable.

Desde el kirchnerismo dieron algunas explicaciones. "Era viernes, muchos legisladores están en sus provincias, no hay vuelos. Y, además, estuvo el congreso del PJ: todos fueron a aplaudir a Scioli por indicación de Néstor", ironizaron en el bloque oficialista en la Cámara alta.

Los vacíos, vale aclararlo, no fueron sólo responsabilidad del oficialismo: muy pocos radicales asistieron a la cita, mientras que Pro y la Coalición Cívica también enviaron pocos representantes a la Asamblea.

Más allá de las ausencias, y luego de unas palabras de bienvenida del vicepresidente Julio Cobos, Lula mostró todo su carisma y sus dotes de orador, con un discurso de veinte minutos que convenció, emocionó y motivó el aplauso de propios y de extraños.

"Unidos podremos demostrar la solidez de nuestras instituciones para superar las turbulencias financieras internacionales", dijo el presidente brasileño. Hubo elogios a Cristina Kirchner y a otros gobiernos del continente. "Pocas veces vimos gobiernos tan comprometidos con nuestros pueblos", destacó, aunque de inmediato puso énfasis en la mejor distribución de la riqueza y en el mercado interno. "Juntos, la Argentina y Brasil pueden infinitamente más que si están separados. No hay salida individual", apuntó.

Maradona

De traje oscuro y corbata roja, el mandatario brasileño enfatizó en la necesidad de la integración bilateral en temas energéticos: el gas, el petróleo y el desarrollo nuclear conjunto.

De buen humor, y ya sin leer el discurso que tenía escrito, Lula celebró que "muchos partidos de izquierda que proponían la lucha armada hayan llegado al poder por la vía democrática", y hasta bromeó sobre las disidencias de esos partidos durante las décadas anteriores. "Sólo nos unía el amor por Maradona", ironizó.

Emocionado, Lula recordó su paso por el Congreso brasileño y hasta elogió al ex senador socialista Alfredo Palacios, que "luchó como nadie por los derechos civiles". Y abogó por la construcción de "muchos puentes, vías férreas, centrales eléctricas, para entrar de lleno al siglo XXI".

Su salida fue saludada por los legisladores. "Me generó un inocultable ataque de celos. Mostró un liderazgo que escasea por aquí", dijo el macrista Federico Pinedo (Pro-Capital).

"Coincidimos en la necesidad de fortalecer y consolidar el Mercosur, aunque creo que tiene una idea errada de nuestro crecimiento, que va a compañado de una enorme inequidad", dijo Adrián Pérez (Coalición Cívica-Buenos Aires). "Me impresionó la madurez y autoridad moral que transmite", señaló el ex gobernador Felipe Solá.

Fueron los ecos finales de una visita ilustre, que muchos legisladores eligieron perderse.

Por Jaime Rosemberg
De la Redacción de LA NACION

Página 12 - El País

ACTO POR EL MILITANTE DEL MST QUE MURIO APUÑALADO

“Un luchador de toda la vida”

Por Adriana Meyer
“Se va mi viejo. Se va un luchador, de esos imprescindibles que luchan toda la vida, siempre de frente”, escribió el hijo de Lázaro Duarte, el militante del Movimiento Socialista de los Trabajadores (MST) que murió el jueves como consecuencia del ataque que sufrió hace un mes en un local partidario de Neuquén.

“Que toda esta angustia no sea en vano, debemos estar juntos para combatir a este sistema injusto que nos quiere domesticar usando todo tipo de métodos, la represión, ya sea con gendarmes, policías, o patotas de la burocracia sindical, o el asesinato contratando sicarios y lúmpenes”, agregó en una carta pública Luis Duarte. Ayer el MST hizo un acto frente a su sede central, en San Telmo.

Duarte tenía 80 años y falleció tras 33 días de agonía por las nueve puñaladas que recibió en la madrugada del 18 de enero, cuando estaba descansando junto a otro compañero, Jorge Rufino, que también fue atacado. Participaron sus familiares, dirigentes de todas las organizaciones de izquierda y sectores gremiales combativos. Se leyeron adhesiones de la esposa de Carlos Fuentealba, otros diputados porteños y organismos de derechos humanos. También hablaron Marcelo Parrilli y dirigentes del sindicato docente ATEN Neuquén. Al cerrar el emotivo acto, la dirigente Vilma Ripoll afirmó: “Fue un crimen político a manos de patotas del MPN de Jorge Sobisch, que actúan en la misma provincia donde fueron asesinados Carlos Fuentealba y Teresa Rodríguez”. Por su parte, la diputada Patricia Walsh expresó que “la responsabilidad política de no seguir encubriendo a los culpables de esta muerte le cabe, en primer lugar pero no único, al gobierno del Movimiento Popular Neuquino, que es una verdadera organización feudal”. Los restos de Duarte –que fue velado en el local del MST– fueron llevados a Morón, municipio en cuyo cementerio será sepultado hoy.

Página 12 - El Mundo

A 15 días del voto, largó la campaña oficial en España

Si bien la campaña oficial recién empieza, la disputa entre el PSOE y el Partido Popular empezó hace meses. El objetivo es superar los diez millones de votos para formar gobierno con mayoría en el Congreso.

Por Pablo Ordaz *
Desde Madrid

Lo llaman el huevo frito y se sirve en La Moncloa todos los lunes por la mañana. Se trata de un folio apaisado lleno de cuadrículas de colores donde, de un solo vistazo, Zapatero y sus íntimos analizan la semana. El rojo indica un acto del presidente. El azul, una intervención de Rajoy. En amarillo aparecen reseñadas las distintas actividades de los ministros, de ahí que sea el color predominante, una mancha amarilla sobre un folio blanco, un huevo frito. Pero, conforme se acercaba la campaña, el rojo y el azul iban adueñándose del papel. Y, a partir de hoy, ya serán los únicos colores que importen. Rojo contra azul. Zapatero contra Rajoy. De esa guerra sin cuartel dependerá quién desayune los próximos cuatro años en La Moncloa.

La campaña que oficialmente se inicia hoy para las elecciones generales del nueve de marzo lleva mucho tiempo en cartelera, y todo, absolutamente todo, desde los indicadores económicos hasta las redadas de la Guardia Civil, se interpreta desde hace tiempo en clave electoral. Se trata de un espectáculo en pos de los 10 millones de votantes, verdadera tierra prometida para unos y para otros. Zapatero y Rajoy se saben esas cifras de memoria. En España votan 25 millones de personas. Y el Partido Socialista (PSOE) y el Partido Popular (PP) se reparten 20 millones de esos votos. Así que el que supere los 10 millones de votos podrá formar gobierno. Según los cálculos socialistas, para que Zapatero siga en La Moncloa la participación debe superar el 71 por ciento (en 2004 fue del 75 por ciento). Así que su primer enemigo es la abstención.

Cualquier recurso es lícito para atraer la atención de las cámaras. Desde las nuevas tecnologías –videos colgados en YouTube, webs que permiten darse un paseo por el despacho de Rajoy– hasta los métodos más antiguos. Ya se ha visto a Zapatero practicando el viejo arte de besar a niños, a Rajoy acercándose a los más pobres o a Manuel Pizarro, número dos del PP en Madrid, visitando un mercado de fruta. Visita que sirvió al ministro de Economía, Pedro Solbes, para meterse con él: “Compró cerezas fuera de temporada. ¡A 20 euros el kilo!”.

El ministro tan alicaído en los últimos tiempos por culpa de los indicadores económicos tuvo el jueves un respiro. Mientras preparaba el debate con Pizarro se conoció que el superávit de 2007 representó el 2,23 por ciento del PIB, el mayor de la democracia. Ese dato lo debe haber ayudado para ganar el primer debate de la campaña y reavivar las esperanzas en el oficialismo.

* De El País de España. Especial para Página/12.

La Prensa - Política - Pág. 6

Tratarán el proyecto sobre comunas la próxima semana

El macrismo aceleró los plazos para tratar la semana que viene un proyecto que precisa los límites de las 15 comunas en las que se dividirá administrativamente la Ciudad, por lo que los porteños podrían este año volver a votar.
Fuentes políticas del PRO confirmaron que el oficialismo prepara una convocatoria a sesiones extraordinarias para anali7ar, junto con una ley sobre el trazado del subte, la iniciativa que es necesaria para la primera elección de "comuneros".
Las elecciones de los siete integrantes de cada comuna -unidad política que reemplazará a los actuales Centros de Gestión y Participaciónhabía sido postergada el año pasado por la propia Legislatura para agosto de este año.
"Está casi definida la convocatoria a sesión extraordinaria para el jueves próximo, pero si no se llega convocar, en el penodo de ordinarias se tratará seguramente", indicó uno de los voceros del macrismo.
Esta semana, el presidente del Bloque Pro, Oscar Moscariello, cuestionó al socialista Roy Cortina, ex ministro de Descentralización de la gestión de Jorge Telerman, por un amparo judicial que presentó por las demoras en el proceso de elección de Comunas. Entre las críticas, se destaca la falta de definición de la administración anterior en la determinación de "los mapas oficiales y uno callejero"

Página 12 - El Mundo

Zapatero en pleno centro

Camino a las elecciones en España del 9 de marzo en las que José Luis Rodríguez Zapatero busca la reelección, el PSOE lanzó su campaña electoral en la Argentina, destinada a los ciudadanos españoles que viven en el país. Ayer por la mañana, el socialismo español dio a conocer el programa de Zapatero y mostró las imágenes de apoyo al presidente en las que aparecen Joaquín Sabina, Joan Manuel Serrat, Ana Belén y Miguel Bosé, entre otros. Todos hacen el símbolo de la ceja para expresar su respaldo al candidato. “La campaña socialista en la Argentina apunta a la participación masiva de los residentes españoles y los argentinos con ciudadanía española y promete continuar con las históricas políticas de beneficios sociales para los españoles en el exterior en materia de salud y educación”, consignó el PSOE en un comunicado, en el que recordó que los hijos y nietos de españoles se benefician con la Ley de Memoria Histórica que impulsó Zapatero para facilitar los trámites de ciudadanía.

Clarín - El Mundo - Pág. 42

LA PELEA POR LA PRESIDENCIA ESPAÑOLA

El PSOE y el PP inician la campaña por el voto de los españoles en Argentina

En el país hay 250.000 votantes habilitados para las reñidas elecciones del 9 de marzo.

En sintonía con el inicio de la última parte de la carrera electoral en España, el Partido Socialista Obrero Español y el conservador Partido Popular comenzaron una intensa campaña en Argentina, donde residen 250.000 ciudadanos españoles inscritos para votar, un 3% del padrón.

Tanto el PSOE como el PP entienden la importancia de los españoles en territorio argentino en la reñida contienda electoral del 9 de marzo próximo.

Más aún cuando las encuestas pronostican un empate técnico entre ambos partidos. Por eso, oficialismo y oposición armaron una batería de afiches, pasacalles y folletos no sólo en Buenos Aires, sino también Mar del Plata, Córdoba, Rosario y Bahía Blanca, los grandes centros que albergan a los votantes.

El acto de lanzamiento del PSOE en Argentina -donde el partido tiene unos 2.500 afiliados- se llevó a cabo en la esquina de Av. Mayo y Bernardo de Irigoyen. Allí se dio a conocer el programa electoral partidario y el apoyo al presidente José Luis Rodríguez Zapatero de artistas como Sabina, Serrat, Miguel Bose y Ana Belén, entre otros.

"La continuidad del gobierno del PSOE favorece claramente la situación de los españoles residentes en la Argentina y la de los hijos y nietos en el país", enfatizó en el acto el Secretario de Organización partidaria en Argentina, Evaristo Oroña.

La Prensa - El Mundo - Pág. 12

EMPEZO LA CAMPAÑA ELECTORAL EN ESPAÑA

Simpatizantes del Partido Popular (PP) en la Argentina pusieron en marcha ayer la campaña de cara a las elecciones generales del 9 de marzo, en coincidencia con el calendario seguido en territorio español. Las últimas encuestas señalan un empate técnico en torno al 40% entre el Partido Socialista Obrero Español, en el gobierno, y el PP opositor.

La Nación - Exterior - Pág. 5

Leve ventaja de Zapatero sobre Rajoy

MADRID (AFP).- El partido socialista de José Luis Rodríguez Zapatero aventaja por sólo 1,5 puntos a su rival conservador, Mariano Rajoy, para las elecciones legislativas del 9 de marzo, según un sondeo publicado ayer, primer día de la campaña electoral. El socialismo se impondría con el 41,5% de los votos, frente al 40% del Partido Popular (PP, conservador). Sin embargo, esta leve diferencia se encuentra dentro del margen de error de los sondeos.

La Prensa - El Mundo - Pág. 10

Estoy de acuerdo, ¡cambio!, pero en Estados Unidos, replicó el ex presidente por medio de un artículo periodístico

Fidel se mofa del clamor mundial

Dice que se deleitó con el revuelo que causó en Washington. Tras mi renuncia, dormí como nunca, escribio. También se burló de las “menguadas potencias europeas”.

La Habana (AP, EFE, ANSA y Télam) - “Tras mi renuncia, dormí como nunca, con la conciencia tranquila. Estaba exhausto y me había prometido vacaciones por las tensiones en torno a mi reelección”, describió Fidel Castro en su primer mensaje escrito desde el martes, donde con tono desafiante e irónico también replicó a los llamamientos al “cambio” en la isla formulados por varios países occidentales: “Estoy de acuerdo, ¡cambio!, pero en Estados Unidos”.
Bajo el nuevo título Reflexiones del compañero Fidel, en el artículo publicado por la prensa local, el veterano dirigente se “deleitó” con el revuelo que había causado en Washington su dimisión: “Medio siglo de bloqueo les parecía poco. Disfruté observando la posición embarazosa de todos los candidatos a la Casa Blanca”.
“Se vieron obligados uno por uno a proclamar sus inmediatas exigencias a Cuba para no arriesgar un solo elector -remarcó-. Ni que yo fuera Premio Pulitzer interrogándolos en la CNN sobre los más delicados asuntos políticos e incluso personales, desde Las Vegas, donde reina la lógica del azar de las ruletas de juego y adonde hay que asistir humildemente si alguien aspira a Presidente”.
“¡Anexión, anexión, anexión!, es lo que en el fondo piensa el adversario cuando habla de cambio”, interpretó para luego subrayar que la nación caribeña “cambió hace rato y seguirá su rumbo dialéctico. !No regresar jamás al pasado!, exclama nuestro pueblo”.
Aunque sin mencionar gobiernos, apuntó sus dardos contra “las menguadas potencias europeas aliadas a ese sistema que proclaman las mismas exigencias. Alegan que ha llegado la hora de danzar con la música de la democracia y la libertad que, desde los tiempos de Torquemada, jamás realmente conocieron.
“El coloniaje y l neocoloniaje de continentes enteros, de donde extraen energía, materias primas y mano de obra baratas, los descalifican moralmente”, añadió. Y en una obvia alusión a Javier Solana, responsable de de la política exterior de la UE, denunció: “Hay un ilustrísimo personaje español, antaño ministro de Cultura e impecable socialista, hoy y desde hace rato vocero de las armas y la guerra, que es la síntesis de la sinrazón pura”.

DOMINGO CLAVE

Respecto a la sesión del Parlamento que mañana designará a su sucesor, prefirió no mencionar a ningún postulante y se limitó a decir que está “enfrascado en el esfuerzo por hacer constar mi voto unido”.
Los analistas coinciden en que el nuevo congreso, surgido de los comicios celebrados el 20 de enero, consagrará a Raúl Castro, el actual mandatario interino, aunque algunos no descartan las posibilidades del vicepresidente Carlos Lage o del canciller Felipe Pérez Roque.
En su mensaje, el convaleciente líder admitió que sopesaba dejar de escribir reflexiones “por al menos 10 días”, pero desistió porque no tenía “derecho a guardar silencio tanto tiempo; hay que abrir fuego ideológico”.
Si bien agradeció “todas las expresiones vertidas sobre él por sus compatriotas, aclaró: “No diré una palabra de personas entrañables aquí y en el mundo que de mil formas diferentes exteriorizaron sus emociones”.

La Nación - Cultura - Pág. 14

Diálogo con el jurista, que acaba de cumplir 90 años

"Ahora, la Argentina tiene una verdadera Corte Suprema"

Carlos Fayt lleva 24 años de permanencia en el tribunal

"Esta Corte y la de los 80 son muy buenas. Pero la actual tiene mucho futuro, porque Ricardo Lorenzetti la dirige muy bien", dice el doctor Carlos Fayt, que acaba de cumplir 90 años y lleva más de 24 años de permanencia en el alto tribunal.

Fayt piensa en el futuro y elogia a Lorenzetti, por quien siente afecto, pero intuye que él mismo -un jurista de origen salteño, que se volvió agnóstico- es el mejor ejemplo de lo que es un juez.

Las pruebas en favor de Fayt son irrefutables: a su avanzada edad, tiene una lucidez y vitalidad envidiables (sus preguntas incisivas, en la última audiencia del Riachuelo, desencajaron a los abogados del Estado); siempre conservó su honestidad e ideales republicanos; dedicó su vida a enseñar los valores constitucionales y conserva el mismo estilo de vida austero, que reparte entre la Corte, un modesto departamento en Barrio Norte y una casa en Villa Gesell.

La reforma constitucional de 1994 introdujo una cláusula para echar a los jueces mayores de 75 años. Fayt la desafió ante la Justicia y la norma fue declarada nula. Ahora, Fayt parece decidido a superar la marca histórica de permanencia de un juez en la Corte, que corresponde a Antonio Bermejo (1903-1929).

-Usted nunca compartió las ideas del peronismo, pero tres de sus 35 libros son sobre el peronismo.

-Mi tesis doctoral en la Universidad de Buenos Aires criticaba la reforma constitucional que aprobó Perón en 1949. Los jurados no me quisieron tomar el examen y tuve que escribir otra tesis. Pero, al margen de ese asunto, siempre me interesó estudiar el peronismo. Al fin de cuentas, yo enseñaba Ciencia Política. Además, siempre critiqué a los partidos -al peronismo y al radicalismo-, que compran votos. Por eso, en un libro de los años 40, en lugar de hablar de la soberanía argentina, hablé de la "sobornería" argentina.
Yo, por mi parte, siempre admiré a los líderes socialistas Nicolás Repetto y Alfredo Palacios, pero me aparte del socialismo en el 58.

-¿El peronismo lo persiguió?

-No, nunca fui perseguido. Pero antes del primer gobierno de Perón, yo había inventado la Campaña Nacional de Educación Cívica, que transmitía con otros abogados a través de radio El Mundo, Splendid y Mitre. Eso se interrumpió y volvimos a hacer esa campaña luego de la caída del gobierno de Perón en las plazas porteñas. Un domingo, llegamos a juntar 70.000 personas.

-Usted llegó a la Corte en 1983. ¿Cómo ocurrió?

-En los 60, Arturo Illia, a través de un ministro, me había ofrecido ser presidente de la Corte, pero alguien me dijo que debía aceptar públicamente la ampliación del número de jueces. Rechacé la oferta y, como presidente de la Asociación de Abogados, saqué una resolución en contra. Obviamente, no fui nombrado. Pero durante el último gobierno militar volví a tomar contacto con hombres del radicalismo por casualidad. Nunca acepté la guerrilla, pero junto con Raúl Alfonsín y Alconada Aramburú presenté muchos hábeas corpus en favor de los detenidos. Entonces, cuando asumió Alfonsín, Alconada Aramburú me pidió que aceptara ir a la Corte.

En los 80, Fayt se pronunció a favor del divorcio y fue quizás el primer juez que habló de la doctrina de la real malicia a favor de la libertad de prensa, consagrada en 1996; votó por permitir la asociación civil de defensa de los homosexuales (causa CHA) y por no incriminar la tenencia de drogas para consumo personal (causas Bazterrica y Capalbo).

A comienzos de los 90, cuando el menemismo controlaba la Corte, él se opuso a que se habilitara la privatización de Aerolíneas Argentinas (causa Dromi); en 1992, habilitó el plan Bonex (caso Peralta), pero, en cambio, en los últimos años consideró inconstitucional, por excesiva, la pesificación de los depósitos (causas San Luis y Bustos). Por esto último, los ahorristas lo adoraron.

-Usted atravesó dos juicios políticos, pero, apenas comenzados, los diputados mismos desistieron de impulsarlos.

-Sí: uno de ellos se debió a que un hombre que entonces era ministro me llamó para pedirme que avalara la pesificación. Ni lo atendí y, al día siguiente, me hicieron juicio político, sin fundamento alguno. Ahora, la Argentina tiene una verdadera Corte, que todavía tiene bastante por andar, pero por lo menos, en la Argentina se puede decir que hay dos poderes.

Por Adrián Ventura
De la Redacción de LA NACION

Ñ - Nota de tapa - Pág. 6

Entrevista Tulio Halperin Donghi

Una biografía es la historia sin sus problemas

¿Qué es una biografía? "Es la historia sin sus problemas", define Halperin Donghi. El gran historiador y maestro de historiadores escribió sus propias memorias, que se publicarán este año. Agudo, con una mirada lúcida, muchas veces hilarante, Halperin habla de su infancia, sus padres inmigrantes, el choque con el peronismo y las polémicas intelectuales que lo tuvieron por protagonista.

En la valiosa antología Discutir Halperin (El cielo por asalto, 1997), en la que un grupo de historiadores e intelectuales analizaron las contribuciones de Tulio Halperin Donghi a la historia argentina, Ignacio Lewckowicz buscaba definir el común objeto de estudio.

"¿Quién es Halperin? (...) El agudo historiador que supo penetrar en habitaciones secretas del archivo. El emigrado que en la distancia alcanza una lucidez triste y serena. El elegante animador de veladas selectas. El tenaz antihéroe moderno, convertido por ello en héroe posmoderno. El oráculo que –en irónico enigma– enuncia la verdad para quien sepa la cifra. (...) El delicado equilibrio entre dandismo y nihilismo.

El viejo gorila." Hoy es Halperin quien toma la palabra, con dos proyectos editoriales que acercan su imagen de modo más completo, más vivo. Hace dos años inició la tarea de relatar su biografía en forma dialogada; pero las dificultades de esa empresa lo llevaron también, inesperadamente, a escribir sus propias memorias, que Siglo XXI publicará este año bajo el título de Son Memorias.

Desde el pequeño despacho que ha instalado temporariamente en la Universidad Di Tella, con voz amable e ideas siempre filosas, cuenta Halperin: "A Luis Alberto Romero se le había ocurrido que hiciera unos diálogos con Jorge Lafforgue, al estilo de los que su padre había hecho con Félix Luna. Pero pronto nos dimos cuenta de que no iban a ninguna parte: creíamos que uno sólo se sienta y dialoga, y al terminar, los manda a imprenta. El editor me había sugerido tomar como modelo los diálogos de Roland Barthes; pero es claro que ese diálogo nunca existió: son largas frases todas bien armadas; en cambio, uno veía lo nuestro y decía: "Esto va directo a la basura".

Entonces me pidieron como un texto de apertura y descubrí que podía escribir de otra manera: empecé a escribir realmente mis memorias de infancia, que salían con gran fluidez; después las del Colegio Nacional... Eso se transformó en dos cosas: una historia de una infancia en Buenos Aires en los años 30, en una familia inmigrante por ambos lados (judía y católica); y un relato de la experiencia del primer peronismo.

Pero a medida que me acercaba al presente, me di cuenta de que no podía seguir así: cuando llega la madurez uno empieza: "Y entonces di una conferencia en tal lado; un curso en tal otro...". Les pasa a las biografías: empiezan muy interesantes y se ponen muy aburridas, y a mí me resultaba cada vez más difícil mantener el tono; si seguía así iba a terminar totalmente afectado. Así que termina con la Revolución Libertadora, en 1955.

– ¿Lee autobiografías?
– Algunas. Biografías, sobre todo, que es una cosa de la vejez. Las biografías, en cierta medida, son la historia sin sus problemas; y hay algunas lindas realmente.

En el mundo anglosajón existe una vieja tradición de biografía política que aquí no tenemos: nuestras biografías políticas suelen ser hagiografías. Por otra parte, tengo entre manos –otra de las cosas que espero tener tiempo de terminar– algo que comenzó en los 80, en un curso que di en México, como un proyecto de estudio de autobiografías de intelectuales del siglo XIX, en la América española.

Quería ver cómo, a través de la autobiografía, se va perfilando un intelectual. Empezaba con Fray Servando Teresa de Mier (1765-1827); estaban el Deán Funes, Sarmiento, Alberdi, y José M a r í a S a m p e r A g u d e l o (1828-1889), un colombiano increíble, que escribió un libro deliciosamente cursi, Historia de un alma. Termino con Rubén Darío, en cuya autobiografía es evidente que le interesa más la poesía desde el punto de vista técnico, como un artesano, aunque él cree que lo importante son, diríamos, las obligaciones del poeta.


– En el medio estaba su plan de escribir una historia argentina que llegara hasta el gobierno de De la Rúa.
– Ese es otro proyecto con el que no sé qué va a pasar. En realidad ya la escribí, pero tiene mil cuatrocientas páginas. Me la había encargado Oxford University Press, que ya no es una editorial académica, se ha comercializado totalmente; de hecho han eliminado la colección de historias latinoamericanas y no van a publicar mi libro. Bueno, tienen razón, en el fondo. Es una historia muy complicada porque, además, hay que decir que somos todos totalmente informales. Hay libros que tienen una gestación de veinte años, entonces es comprensible la actitud de OUP. Se hartan un poco. Yo había firmado un contrato para escribirla en tres años, han pasado doce años y de pronto recibo una carta en la que me dicen que no he cumplido con el contrato, que por favor devuelva los mil quinientos dólares de anticipo que me habían dado, y que le escriba yo al director de la colección (un profesor de Brasil) para que devuelva los setecientos cincuenta que había recibido él. Ese tipo de grosería ahora funciona.

No me agrada que me traten así, pero debo decir que nunca me pareció mal eso de que una editorial quiera ganar plata.


–Entonces hay 1.400 páginas.
– Hay que cortarlas y actualizarlas: en estos doce años se ha trabajado muchísimo en historia argentina, sobre todo aquí, más que afuera, donde se acaba de difundir el libro de una señora o señorita Julia Rodríguez quien, para mostrar la profunda intimidad entre autoridad científica y poder político en la Argentina habla de "las dos presidencias de Eduardo Wilde". ¿Pero cómo es posible ser tan burra? Y hay que decirlo: afuera la historia de América latina es una especie de arrabal académico. Estados Unidos es un país bastante cursi, entonces la cosa –diríamos– elegante es la historia de Inglaterra o de Europa occidental. Además son tan afrancesados como Telerman: siempre están con la última novedad que llega de esta villa, y no se dan cuenta de que es la misma novedad del año anterior con otro vocabulario.


– Usted se fue del país en el 66 pero siguió trabajando sobre la historia argentina y latinoamericana. Pero desde los años 80, tras la vuelta de la democracia, comenzó a intervenir públicamente, a través de entrevistas, artículos, notas. ¿Cómo evalúa hoy esa doble intervención?
– Creo que tiene razón, a partir de los 80 yo tenía cierta composición de lugar: hasta ese momento no tenía muy claro que no iba a volver a la Argentina. En el fon
do, lo sabía, aunque no lo asumía. Recuerdo que en la "primavera" de Cámpora, cuando las nuevas autoridades universitarias invitaron a los que habían perdido sus puestos, yo me presenté, aunque pensé "¿Qué hago si me reponen?". Afortunadamente –no sé si fue un acto de caridad– las autoridades de la Facultad de Filosofía nunca me contestaron. Yo no tenía nada que hacer en una universidad montonera. Recuerdo que antes, cuando nombraron interventor a Angel Castellán, que era un ángel de Dios, él me mandó una carta muy conmovedora: me decía que si yo volvía me prometía que nunca llamaría a la policía a la facultad. Realmente vivía en las nubes totales.

No le contesté porque la única respuesta era que, por el contrario, sólo aceptaba si me garantizaba que la iba a llamar todas las veces que fuera necesario.


– Pero usted se formó en la universidad peronista...

– Bueno, yo empecé en Química.

Había tenido un muy buen profesor de química, y mis padres eran partidarios de que yo no terminara empleado del Estado. Pero me di cuenta bastante rápido de que ahí no tenía nada que hacer. Ciencias Exactas no era precisamente la universidad peronista. Un poco como ahora: Exactas tenía una fuerza institucional enorme, que nunca perdió. Aún ahora sigue siendo una facultad, cosa que en otras esto es más dudoso. Después, fui un estudiante lumpen en Derecho.


– ¿Por qué lumpen?
–Cuando les di a mis padres la noticia de que quería ser historiador –y se portaron con una generosidad extraordinaria, porque no era gente rica: yo ya había pasado dos años y medio en Química, y pedía empezar de nuevo– me dijeron que, como historiador, nunca iba a poder mantenerme, que estudiara Derecho. Y fui a Derecho para tener una patente que me permitiera no sé qué. Así me uní a toda una multitud que estaba haciendo lo mismo. Allí buena parte del aprendizaje consistía en pasar exámenes. Porque además, las autoridades, que trataban de hacerse tolerar (ellas
sabían que los estudiantes eran todos antiperonistas –es decir, podía haber nazis, pero peronistas no–) permitían rendir examen final todos los meses; habían eliminado las correlativas; no había listas de estudiantes para dar examen... Y algunos profesores estaban totalmente gagá...

Recuerdo que tenían por ahí un policía que estaba tratando de batir el récord Guinness de permanencia en agua: estaba en remojo en la pileta, y la gente iba y miraba... Era de picaresca.


–Al final optó por la historia y no por el título en Derecho.
–¡Tengo el título en Derecho! Por eso les digo que era lumpen. En la única materia que había preparado bien me bocharon: Derecho Penal. Di el examen dos meses después, ya con el método clásico, que era ir a clases para que el profesor lo identificara a uno.


– Y empezó Historia.
–Había pensado hacer las dos a la vez, pero después me di cuenta de que en Derecho más valía que tomara un trote y siguiera. Y la facultad de Filosofía era distinta... Conocía a todos ahí, o porque los había tenido de profesores en el Buenos Aires, o porque mis padres eran de ahí...
–¿A qué se dedicaban sus padres?
–Papá era profesor de latín y mamá era profesora de castellano, y en la sección de Italiano del profesorado enseñaba Literatura italiana y una serie de cosas. Ella era de la Lombardía, y la familia de mi padre era inmigrante de primera inmigración. Mis problemas con la facultad eran en parte los del peronismo y en parte todavía anteriores: Emilio Ravignani y demás eran enemigos políticos de mis padres.


–¿Militó alguna vez, Tulio?
– No, nunca. Recuerdo cuando, durante el peronismo, me citaron a la Sección Especial –se refiere a la sección de Orden Político de la policía, nacida de la Sección Especial con la que Uriburu reprimía al comunismo–. Cuento en las memorias que allí me decían: "¿Y usted por qué no quiere decir que estuvo en la Fede, si todo el mundo estuvo en la Fede?"
– ¿Sus padres militaban?
– Se afiliaron al socialismo en algún momento. Por eso caí en la Sección Especial: Giusti había sido candidato independiente en la lista comunista y como mis padres no podían firmar en las adhesiones me pidieron que firmara yo. Ahí quedé registrado.

Toda vez que necesitaba un certificado de conducta, me llamaban.

Era desagradable. Naturalmente, no pasaba nada. Me acuerdo una vez que fui a La Nación y estaba Eduardo Mallea hundido en un sillón porque lo habían citado a la Especial. El despacho de Mallea tenía un aire como de secretaría de juzgado, con un sofá de cuero muy gastado; y el secretario de Mallea le decía: "Pero doctor... –lo llamaban todos doctor, no sé por qué. Doctor, usted comprende que si lo quisiera torturar, lo irían a buscar". El peronismo conservaba actitudes de la vieja República, porque –con toda hipocresía– cuando Cipriano Lombilla, el torturador máximo, que había sido torturador en tiempos de Uriburu, dejó sus impresiones digitales, lo pusieron preso. Lo soltaron enseguida pero lo echaron. Recuerdo que dos policías hablaban de Lombilla como en la universidad se hablaba de Houssay; uno le decía al otro: "¡Qué dignidad! Se fue, y lo único que dijo fue: Ya me van a llamar cuando me necesiten".


– ¿Cómo piensa la propia intervención en política?
– A mí la política siempre me interesó pero más bien me interesa mirarla, de alguna manera, eludiendo el tema. Toda mi vida fue afectada por la política. Digamos que fui antiperonista casi como un destino; no es que lo eligiera, ahí caí y afronté las consecuencias. Nunca se me ocurrió hacer otra cosa. Pero en algún momento eso empezó a aburrirme, y afuera se hacía incomprensible que todos, peronistas y antiperonistas, se calentaran tanto por cosas que desde el exterior no se
veía por qué eran tan importantes. Uno iba a España y entendía muy bien por qué el país estaba dividido. En cambio, ¿en la Argentina qué había pasado? E incluso ¿qué estaba pasando con el peronismo?
– ¿Su participación en medios periodísticos es quizá su modo de intervención pública?
– Diría que no tengo ninguna razón para callarme la boca.

Cuando me preguntan, contesto.

Y creo que cuando decidí que no iba a volver... –es decir, no decidí que no iba a volver, eso es absurdo: yo ya tenía una edad en la que no se vuelve– decidí, sin embargo, que iba a hacer todo lo que pudiera para que la Argentina tuviera una historiografía decente. Traté de hacerlo y de eso estoy bastante contento. Nunca estuve de acuerdo con Luis Alberto Romero, quien sí cree en la historia militante. Yo no.


–¿De cuándo son sus primeros artículos en la prensa cultural?
–Empecé a fines de los 40. Durante el peronismo, el sector antiperonista por un lado era marginado pero a la vez privilegiado: tenía todos los bastiones culturales. Cuando defendí mi tesis, Castellán, que estaba en el jurado, me decía que le había gustado mucho –lo decía muy cordialmente–; pero recuerdo que agregó, en un tono mucho más seco: "Y desde luego, usted no va a tener ningún problema en publicarla". Y era así. Incluso al final del peronismo. Cuando volví de Francia, mamá me dijo: "Ahora estás en lo tuyo, pero de ahí no vas a sacar ni cinco". Yo no quería por nada practicar la abogacía.

Entonces, me dijo mamá: "Andá a verlo a Fatone". Vicente Fatone estaba instalado en la editorial Quillet, traduciendo un diccionario enciclopédico francés. –Participaron, entre otros, Manuel Sadosky, Mario Bunge, Gerardo Pagés, Gregorio Klimovsky, Jorge Romero Brest, José Luis Romero–. Me pagaban tres mil pesos por mes por hacer artículos para ellos. Como abogado me habría llevado diez años ganar esa suma.


– ¿Qué escribía para Quillet?
– Lo que viniera: historia latinoamericana, literatura latinoamericana, artículos básicos de historia universal. Evidentemente eran empresas que habían terminado en la Argentina porque eran de colaboracionistas franceses. Y los de Quillet debían estar metidos hasta el cuello, porque recién se fueron del país cuando la Libertadora, con la segunda amnistía en Francia. Creo que si no era por la Libertadora, Fatone iba a impedir que la enciclopedia terminara jamás. Nos dieron la cena de despedida en un restaurante alemán, en la plaza de Belgrano.

El hijo del dueño, quien quedaba a cargo de la empresa en la Argentina, nos decía: "Ahora estamos mucho mejor". Nos había reemplazado con los nuevos cesantes. Decía: "Son mucho mejores que ustedes y cobran mucho menos. Y hacen exactamente lo que uno les dice". En cambio, Fatone había armado una parafernalia de figuras ilustres. Había allí una solidaridad increíble con gente con la que no había nada en común salvo estar en esa vereda.


Academia y divulgación
– ¿Su actividad en La Nación implicaba una vocación periodística?
– No. Tampoco se podía tener una gran actividad en La Nación: tenían el papel racionado y a todas las señoritas Mitre que venían escribiendo sonetos. Yo publicaba tres artículos al año, muy eruditos, debo decir; sin ningún criterio periodístico.


–¿Cómo era ser historiador en los 40?
–De alguna manera yo buscaba
una continuidad con el modo de trabajar de José Luis Romero, que estaba en guerra con lo que era la historia oficial (no la llamaban así pero lo era). Una historia muy erudita, sin ningún compromiso político. De hecho, en el caso de Ricardo Levene, ese no compromiso era un compromiso con el gobierno de turno.


–¿Y qué le gustaba de ser historiador?
–Es una buena pregunta de la que no sé la respuesta. Me salía naturalmente. Creo que podría haber tomado otra dirección, pero, en el fondo, el que me encarriló a lo que hice primero fue Fernand Braudel, de la escuela de Annales; una cosa un poco marxista vulgar.


–La tensión con el peronismo cruza su vida académica.
–Nunca tuve una reacción visceral frente a los peronistas, incluso algunos llegaron a considerar que yo había sido peronista.


–Resulta difícil de creer.
–Simplemente porque hay cosas que nunca hice. Por ejemplo, en el Consejo Superior de la Universidad del Litoral jamás usé giros como "la lóbrega noche de la tiranía". Mi sincera opinión del peronismo –creo que no tengo ningún motivo para cambiarla– es que es un mamarracho. Pero no es mía la definición. Es de Lily O’Connell, la hermana de Arturo, que estaba en la Embajada de Washington. Cuando vino Cámpora y con él volvieron los peronistas, ella de pronto se preguntó por qué tanto problema con los peronistas: "Dicen que son comunistas. Eso es un disparate. Otros dicen que son fascistas, pero media Argentina es fascista, incluso los no peronistas". Y agregaba: "Hasta que llegaron y los vi, con sus bigotes de escobillón..." ¡Son los mismos mamarrachos de siempre!
–¿Cuáles fueron las condiciones que permitieron la renovación historiográfica en la Argentina?
–En el fondo, la renovación fue posible por el peronismo: el peronismo había disgregado las viejas estructuras y ahí se abrió un resquicio; muy limitado, por otra parte, porque en el período de la renovación no teníamos ninguna influencia en el Departamento de Historia. Su director, Antonio Pérez Amuchástegui, me decía que la materia que yo dictaba, Historia Social Argentina, no existía: "Dígame en el plan de estudios dónde está"; yo le marcaba que en el plan de estudios de Sociología figuraban "dos materias optativas de la facultad".


–¿Era consciente de protagonizar una renovación?
–Sin ninguna duda. Además nos lo hacían sentir. Y estábamos demasiado convencidos de que nosotros éramos los buenos y todos los demás, catástrofes. Por otra parte, esa convicción era necesaria: José Luis Romero tuvo un problema muy serio porque en La Plata no creían que su tesis sobre la República romana fuera un legítimo tema de estudio.


–En buena medida, esa renovación historiográfica consistía en cambiar por completo las reglas del relato histórico. Hoy, las tensiones de la aproximación entre la academia y los medios ¿no se basan también en una gran incomprensión de los diversos tipos de relato y en una gran tenacidad para no admitir diferentes lenguajes?
–Yo no creo que una narrativa histórica respetable pueda hacerse en el lenguaje de opinión. De pronto surgen problemas que están inspirados por inquietudes acerca del presente pero que tienen su propia entidad. Y una de las cosas que caracteriza al historiador es que tiene que darse cuenta de que, a pesar de que en
tra en el pasado a partir del presente, el pasado no es el presente. Eso es básico. Pero la opinión de la gente es que si el pasado no es el presente entonces no le interesa. A la gente no le interesa qué pasó con una montonera en Dolores en 1823. Y sobre eso no hay nada que hacer. No hay ninguna razón para que la gente compre libros de historia. Si bien el historiador que estudió la montonera sabe que se trata de problemas bien reales (saber que la base social del rosismo estaba formada, en verdad, por hacendados medios).


–¿El pasado no forma parte de un proceso de transformaciones manifiestas en el presente?
–No, no diría que hay realidades en la Argentina de hoy que dependen del equilibrio social de la campaña durante el rosismo.


–¿Y cuáles cree que son los vínculos entre pasado y presente?
–No sé, no sé. Desde luego que hay, pero vínculos lo suficientemente reveladores para incitar a la gente a comprar un libro, probablemente no. Por otro lado, ciertos problemas tienen que ver con que los historiadores deben llenar cada año líneas con títulos para el Conicet; y eso dificulta pensar en horizontes amplios.


–Lastres de la especialización.
–Un ejemplo absurdo pero revelador. En Berkeley una historiadora descubrió un tema muy interesante: ella dice que las condiciones que se imponen en los EE.UU. para poder edificar una casa constituyen uno de los instrumentos para crear una sociedad de clases. Totalmente cierto.

Un tema interesantísimo. Pero ocurre que esta muchacha es lesbiana, y vio que, evidentemente, no hay una perspectiva lesbiana sobre el impuesto inmobiliario, por lo tanto se dedicó a estudiar a una figura relevante a sus intereses: Willa S. Cather, una novelista lesbiana. Y de pronto descubrió, con horror, que Cather, aunque es la novelista de Nebraska y de los grandes espacios, era originaria de Virginia y entonces era muy racista, cosa que le creó un problema espantoso. Así uno empieza a leer vocabularios insólitos: es decir, no se puede analizar a una figura literaria diciendo que es "reprehensible" (vituperable), como si escribiera una alumna de cuarto grado.


–¿No cree que además dilapidó un tema de gran interés?
–Bueno, se aseguró el interés de su propia clientela.


–En el campo historiográfico ¿no hay cierta incapacidad para ocupar espacios de intervención públicos, incluso con la queja de que no son convocados?
–Mire, yo no sé si es cierto. Por lo menos Luis Alberto Romero está ocupando espacios todo el tiempo. Por mi parte, debo decir que me parece que es un poco una pérdida de tiempo. Cuando me llaman, yo digo lo que pienso. Lo que ocurre es que se entra en el increíble carrusel mediático... Constantemente me llaman pidiéndome que hable para la radio sólo porque tienen un vacío.

Y resulta que si no hablo ahí mismo, perdí la oportunidad.


–No cree que falten habilidades para ocupar esos espacios.
–No lo creo. Además, me parece que nunca hay que invocar la autoridad académica: uno participa como todo hijo de vecino. Es también el problema de algunos, que terminan convirtiéndose en una especie de maestro ciruela.


–Antes hablaba de los orígenes de una "nueva historia oficial".
–La historia oficial de los primeros años 70 era la historia oficial de las víctimas. Pero entonces ya no eran víctimas. Aquí hay un problema que aparece cuando es al mismo tiempo la historia de las víctimas y la de los héroes. La misma contradicción que se manifiesta cuando Hebe de Bonafini dice que va a donar al Museo de la Memoria la pistola ametralladora de su hijo. Kirchner y su mujer no llegan tan lejos. Porque ellos no tienen ninguna pistola ametralladora que donar.