miércoles, 2 de abril de 2008

2 de abril de 2008

Clarín - Nota - El País - Pag. 3
DIRIGENTES POLITICOS, GREMIOS Y PIQUETEROS, EN LA MOVILIZACION OFICIALISTA
Ante una multitud en la Plaza, Cristina volvió acriticar al campo
La Presidenta cuestionó a los dirigentes agropecuarios y asoció al sector con el golpe militar de 1976. Además, se quejó de la cobertura de la prensa sobre el conflicto. Los cortes siguen, pero los ruralistas levantarían el paro hoy.


Leonardo Míndez
lmindez@clarin.com
D espués de 20 días de paro agropecuario y ante una Plaza de Mayo colmada, Cristina Kirchner se plantó. En su cuarto discurso en una semana, la Presidenta fustigó a los líderes de la protesta y a la prensa, reiteró el pedido a los ruralistas para que levanten los cortes de rutas pero sugirió que su Gobierno no cederá otro paso en su puja con el campo.

Anoche, CARBAP llamó a una tregua. Al cierre de esta edición, las otras organizaciones rurales mantenían reuniones reservadas, pero se especulaba con que hoy podrían anunciar el fin de la medida de fuerza. Aunque habrá que ver, en ese caso, si sus bases y los autoconvocados acatan esa decisión. A 113 días de haber asumido la Presidencia, Cristina arrancó su alocución advirtiendo que "nunca había visto, en tan corto tiempo, tantos ataques, tantas ofensas, tantos insultos a un gobierno surgido del voto popular". Y hacia el final, reclamó apoyo para cumplir con sus promesas de campaña: "Sola no puedo. Necesito de la fuerza indestructible del pueblo." ¡Cristina, Cristina corazón, acá tenés el pueblo para la liberación!, le respondieron las más de 50 mil personas que nutrieron la Plaza, según la estimación de Clarín. Desde el Gobierno elevaron la cifra al doble.

En los 27 minutos anteriores, la Presidenta reiteró algunos de los tópicos en los que viene insistiendo el Gobierno desde que se desencadenó el conflicto con el agro y que mantiene las góndolas en muchas ciudades del país desabastecidas de carne y verduras.

Así, volvió a caracterizar de golpistas a los ruralistas al recordar que el último golpe de Estado estuvo precedido, un mes antes, de unlock out patronal. "Esta vez no han venido acompañados de tanques, esta vez han sido acompañados de generales multimediáticos que han hecho un lock out a la información", afirmó.

"Muchos dicen representar al pueblo", dijo en referencia a los líderes de la protesta rural. Y se preguntó: "¿Se puede representar al pueblo y enorgullecerse de desabastecerlo?" Fue ésa la parte más dura, en la que la Presidenta marcó la diferencia entre los intereses del pueblo, con el que ratificó su compromiso, y los de los hombres del campo que mantienen cortadas las rutas con piquetes en el interior del país.

"Si les hace feliz agraviarme, síganlo haciendo, pero por favor, no agravien más al pueblo: dejen que las rutas se despejen, y que los argentinos puedan acceder a los alimentos, las fábricas a los insumos, los comercios a las mercaderías", les rogó.

Con todo, la respuesta del Gobierno, sorprendido por el alcance y la prolongación del conflicto, fue girando en la última semana.

Y los discursos de Cristina fueron su reflejo.

El del martes de la semana pasada, ante el atril de la Casa Rosada, fue el más virulento. El tono altivo y las referencias sarcásticas al "piquete de la abundancia" atizaron la hoguera del campo.

El jueves pasado, en un Parque Norte rebosante de color peronista, la Presidenta cambió de registro y convocó al diálogo.

Después de la frustrada negociación del viernes en la Rosada, el lunes volvió al atril, junto al ministro de Economía, para poner sobre la mesa la oferta gubernamental para los pequeños y medianos productores.

Ayer, con las cartas ya echadas, la Presidenta no hizo nuevas ofertas. Respaldada en una movilización masiva, prefirió repasar los logros de la gestión kirchnerista y convocó al "gran acuerdo del Bicentenario".

Desde el mediodía, los micros que trasladaron a los manifestantes se habían estacionado sobre la 9 de Julio. Tal como estaba planeado, las columnas de los sindicatos, partidos políticos y movimiento sociales avanzaron por distintas vías y se ubicaron separadas en la Plaza para prevenir disturbios.

Entre los gremios, nadie movilizó tanta gente como los camioneros de Hugo Moyano. Aunque también se hicieron notar los estatales de UPCN embanderando el Cabildo y largas columnas de UTA y la Unión Ferroviaria.

Emilio Pérsico y Fernando el "Chino" Navarro encabezaron el contingente más grande entre los piqueteros, con miles de personas que marcharon detrás de la pancarta del Movimiento Evita.

Por la Avenida de Mayo llegaron la JP, los socialistas y el Frente Grande. Detrás de una bandera que decía "Sí a la producción, no a la extorsión" marcharon los funcionarios no pejotistas Graciela Ocaña, Eduardo Sigal y Ariel Basteiro.

Cerca del palco, una bandera nada inocente decía "Gualeguaychú junto al gobierno nacional y popular". La presidenta del Concejo Deliberante de esa ciudad clave en el conflicto, Liliana Ríos, llegó con siete colectivos cargados de kirchneristas.

Sobre el escenario sólo estuvieron la Presidenta y su marido. En palcos ubicados a los costados se ubicaron todos los miembros del Gabinete, gobernadores, intendentes, Hugo Moyano, Madres y Abuelas de Plaza de Mayo. A estas últimas aludió la Presidenta como ejemplo de su fortaleza: "No se confundan con mi aparente fragilidad, tengo ejemplos de mujeres que vencieron a los que ningún hombre podía vencer; ahí están esas mujeres con pañuelos blancos." "Que este 25 de Mayo, a dos años de cumplir el Bicentenario de la Patria, podamos poner una bisagra histórica y dejar atrás 200 años de fracasos", deseó Cristina.

Mucho antes de eso, el Gobierno espera que hoy sea el día en que pueda dar vuelta la página del conflicto con el campo.

Dos fantasmas y dos plazas llenas
Fernando Gonzalez
fgonzalez@clarin.com

El de Cristina no es el primer caso de un presidente que defiende su gestión con consignas dramáticas y llenando la Plaza de Mayo. En la Semana Santa de 1987, Raúl Alfonsín habló de democracia o dictadura y despidió a la multitud con un "Felices Pascuas" que no pudo ocultar sus carencias. La Presidenta lleva cuatro meses y tiene espacio para enmendar sus errores. Pero ayer recurrió al fantasma de un golpe y al abrigo de una plaza llena, dos artificios políticos que no alcanzan para hallar las verdaderas soluciones.


Página 12 - Nota - El País - Pag. 4
Contraluces del contracorte


Por Luis Bruschtein
“Señores del campo: Vinimos a la plaza y no nos pagó nadie”, decía un cartel casero, de cartón, que llevaba un hombre con el uniforme del SAME, con su esposa y sus dos hijos. La frase traslucía el sentimiento de ofensa por uno de los argumentos que usaron los caceroleros que apoyaron el lockout de los productores agropecuarios y que fue tomado por muchos medios de comunicación y una parte de la izquierda. Para esos caceroleros, solamente ellos son ciudadanos manifestantes conscientes y civilizados, en tanto los que se les oponen serían todos “acarreados”, “matones”, o “ejércitos civiles” a sueldo del Gobierno –como dijeron algunos dirigentes de la Federación Agraria en los cortes—, ladrones y narcotraficantes. El hombre del cartelito no estaba en ninguna columna y se paseó por toda la concentración para que lo leyera todo el mundo. Era una forma espontánea de dignificar su decisión de ir al acto.

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Había otro señor, más bien de clase media, que también se había hecho su propio cartelito: “Señores de TN: Yo también soy “La Gente”. Se paró frente a los camiones de exteriores de los canales para que lo enfocaran, pero no tuvo suerte. Entonces se contentó con despotricar contra los medios en los corrillos que se armaban a su alrededor. Fue también otra expresión de la sensación de ciudadano de segunda que se promovió desde el lockout agrario –y desde muchos medios y dirigentes políticos– contra quienes no estaban de acuerdo con ellos. “Yo también soy la gente”, “yo también soy ciudadano”. Eran dos carteles espontáneos que daban cuenta de las irrealidades que crea a veces la coyuntura y sobre todo el discurso inmediatista y demagógico de muchos medios.

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Había una idea instalada de que el acto sería una gran demostración de aparatos y, al mismo tiempo, que su composición sería mayoritariamente de trabajadores convocados por la CGT y de sectores más humildes que movilizan los movimientos sociales. Y que no habría espacio para la clase media, que suele movilizarse con mayor independencia. Es cierto que en su mayoría eran trabajadores y sectores muy humildes y, por supuesto, en las inmediaciones había cientos de colectivos. Pero también fue sorprendente la gran cantidad de gente espontánea, suelta, que deambulaba por Avenida de Mayo y por las diagonales. En su mayoría eran personas de clase media media o media baja, como si esta vez hubieran sido convocados los barrios que no asistieron al cacerolazo rural.

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En los viejos actos de la CGT era impresionante ver las columnas de obreros con sus ropas de trabajo, overoles y cascos, obreros de la industria, sobre todo de la UOM y el SMATA. Pero ahora, las columnas más grandes, con 10 o 15 mil personas, fueron las de Camioneros, que encabezó Pablo Moyano, y UPCN. Los demás gremios movilizaron grupos más chicos que fueron sumando en cantidad hasta ocupar Bernardo de Irigoyen y parte de la Plaza de Mayo, que esta vez estaba completa porque las vallas se habían retirado hasta Balcarce, donde estaba el palco oficial.

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Así como el movimiento obrero ya no es el mismo que en otras épocas, los movimientos sociales constituyen un nuevo factor en estas convocatorias. Luis D’Elía, que se convirtió en la gran bestia negra en los días previos, entró a la cabeza de una columna muy nutrida de la FTV –su agrupación—, CTA Barrios, el Frente Transversal y otras agrupaciones. A la cabeza iba D’Elía con Edgardo De Petris y el dirigente del Partido Comunista Patricio Echegaray y Víctor Mendívil, de la CTA, y los judiciales bonaerenses. Detrás venía otra columna muy nutrida de Libres del Sur y Barrios de Pie, entremezclados con contingentes del PI y el Partido Socialista de la provincia de Buenos Aires. Estas columnas cubrían toda la Diagonal, desde la Catedral hasta el Obelisco. El Movimiento Evita y el MUP entraron por Avenida de Mayo con manifestantes de las intendencias del conurbano.

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Se cantó el Himno al comenzar el acto, pero la marchita peronista sólo se escuchó en algunos sectores aislados. Porque ese también constituye un factor nuevo en este tipo de concentraciones, donde antes la gran mayoría era peronista. Esta vez, los movimientos sociales que ingresaron por Diagonal Norte no se definen como tales, aunque muchos de ellos tienen identidades afines, con banderas del Che y de Evita, por ejemplo. Por Avenida de Mayo ingresó otra columna del Partido de la Victoria, encabezada por la senadora Vilma Ibarra, Graciela Ocaña, Gabriela Cerruti, Abel Fatala y Eduardo Sigal, del Frente Grande, junto a socialistas de la Capital Federal como Ariel Basteiro y Oscar González, entre otros. Con matices, desde identidades más cercanas al peronismo y otras más relacionadas con la izquierda o el progresismo, estos manifestantes no se consideran integrados a la disciplina del Partido Justicialista y conformaban una gran parte, casi la mitad, de la plaza.

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Previo al acto, una camioneta estacionada cerca de la Catedral emitía viejos discursos de Evita a todo volumen. Desde los altoparlantes del palco oficial se escuchaban “La memoria” y otras canciones de León Gieco. También a los Coplanacu. En otras épocas hubiera resonado en la Plaza la marchita cantada por Hugo del Carril.

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“Lamentablemente, en esta coyuntura parte de la izquierda apoyó al gran capital”, afirmó Patricio Echegaray, el secretario general del Partido Comunista. “El PC no es neutral –dijo—, está aquí contra la derecha y por la distribución de la riqueza.” Algunos sectores de izquierda, como el PCR, Castells y una asamblea de San Telmo, apoyaron el lockout patronal agrario que desabasteció los centros urbanos. Otros, como el PO, organizaron un corte de calle frente a la Facultad de Filosofía y Letras, en repudio al discurso de Cristina Kirchner del lunes, al mismo tiempo que se realizaba otro por el mismo motivo en Santa Fe y Callao. El POR, trotskista, en cambio, participó en la movilización de ayer en la plaza.

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Desde la mayor parte de la concentración era imposible ver el palco por la gran cantidad de pancartas. El discurso fue escuchado con atención, pero sin ver a la Presidenta. Solamente se sintió un estruendo de bombos y gritería que avanzó desde la cabeza del acto hacia Bolívar cuando Hebe de Bonafini le entregó su pañuelo a Cristina Kirchner, que había mencionado a las Madres en su discurso. Cuando el locutor se percató, comenzó a vociferarlo por los altoparlantes y recién allí la mayoría entendió el motivo del ruido y se sumó.


Página 12 - Nota - El País - Pag. 13
La esperanza de Binner


El gobernador de Santa Fe, Hermes Binner, ponderó las medidas que anunció la presidenta Cristina Fernández de Kirchner para los pequeños productores y consideró que sería un gesto importante que “los productores permitieran el tránsito de alimentos que son imprescindibles para el consumo humano. Esa es la forma de lograr la paz y la integración social entre los argentinos”. Binner señaló que el paquete de medidas difundido el lunes “presenta una serie de alternativas y propuestas que no figuraban entre las medidas anunciadas el 11 de marzo”. “Se abre un camino de esperanza”, dijo el gobernador socialista. Y subrayó: “No-sotros seguimos rescatando como valor fundamental defender la Nación, respetar y defender las instituciones democráticas, también la necesidad del diálogo”. Sostuvo que el respeto de las instituciones debe hacerse sin dejar de lado “los intereses del campo y un modelo de trabajo que se condiga con las necesidades básicas de todos los argentinos”. El gobernador reiteró su “preocupación” por la posibilidad de que la “ausencia del diálogo nos lleve a momentos difíciles, en el medio de tantas posibilidades que tenemos de seguir creciendo”, insistió.


Página 12 - Nota - El País - Pag. 13
“Es una extorsión de ambiciosos”
El intendente de Morón criticó la “inexplicable continuidad” del piquete rural después de que el Gobierno corrigiera “el error de no anunciar las retenciones con políticas complementarias” para los pequeños productores agrarios.


Por Werner Pertot
Martín Sabbatella fue a la marcha de Plaza de Mayo, aunque aclaró en todo momento que no forma parte del “dispositivo K”, como denomina a los barones del conurbano que movilizaron sus tropas. En diálogo con Página/12, el intendente de Morón cuestionó la “inexplicable continuidad de la medida de fuerza de las entidades agrarias” y aseguró que el Gobierno “sufre una extorsión de un grupo de ambiciosos desde el desabastecimiento y el caos social”. También advirtió que la líder de la Coalición Cívica, Elisa Carrió, “expresa rabiosamente un sentimiento antipopular”.

–¿Se siente más cerca del kirchnerismo por estos días?

–Nosotros opinamos desde lo que creemos y con absoluta autonomía, porque no pertenecemos al dispositivo K. Tenemos un acompañamiento crítico y coincidimos con las retenciones, que son una herramienta de distribución social de una rentabilidad que surge de un tipo de cambio con intervención estatal. Fuimos a la Plaza porque compartimos las medidas que ha planteado el Gobierno y fuimos a respaldar esas medidas ante la inexplicable continuidad de las medidas de fuerza de las entidades agrarias.

–¿A qué se debe?

–Habíamos planteado que estas medidas debían ser complementadas con políticas segmentadas para no tratar como iguales a los que son distintos. Y también pedimos que se constituyan espacios de diálogo para resolverlo. Después se dio el diálogo y el Gobierno ha anunciado esa medida para los pequeños productores, así que no se entiende el desabastecimiento y por qué sigue esta situación.

–¿Se encontró con las caras de algunos intendentes conocidos?

–No, estuve con los organismos de los derechos humanos y con la CTA. Es obvio que no somos parte del dispositivo K, pero cuando hay debates que tienen que ver con un modelo de sociedad, estamos claramente de un lado. Está en discusión cuál es el rol que tiene que tener el Estado para que el crecimiento se distribuya con equidad. Cuando hay políticas que tienden a la redistribución y hay sectores de mayor rentabilidad que tienen que ser más solidarios con otros, en eso no tenemos dudas. Como no las tenemos con el reclamo de verdad y justicia, por ejemplo. Este gobierno sufre una suerte de extorsión de un grupo de ambiciosos desde el desabastecimiento y desde el caos social.

–¿Cómo ve el papel que viene jugando la Federación Agraria?

–Una de las críticas que noso-tros hicimos es que no se segmentaron las políticas de entrada. Eso generó que pequeños productores terminen siendo funcionales a intereses concentrados. Los representantes de los pequeños productores tienen que generar un debate hacia dentro del sector para darse cuenta de qué intereses representa cada uno.

–¿El Gobierno llegó tarde con el anuncio de las compensaciones, como sostuvieron las entidades rurales?

–Se puede decir que hubo un error en no anunciar las retenciones con políticas complementarias. Ahora se plantearon, así que ¿qué pasa? ¿Por qué siguen las medidas de fuerza?

–¿Cómo vio la posición que tomaron los opositores, por ejemplo, en el caso de Elisa Carrió, quien mandó a sus diputados a los piquetes?

–Lilita Carrió ya no sorprende más. Es claramente expresión del centroderecha en la Argentina y de una política que busca una democracia de los iluminados. Es una idea elitista de la política y expresa rabiosamente un sentimiento antipopular.

–¿Este conflicto lo distanció de otros dirigentes cercanos, como el gobernador Hermes Binner o el ex intendente Luis Juez?

–Ese espacio tiene distintas miradas sobre lo que pasa en el país y es importante generar los lugares para poder debatirlos. Es cierto que podemos tener diferencias, pero hay una decisión estratégica a largo plazo de poder construir un lugar en común que nos tiene que permitir procesarlas en la diferencia.


CLARIN
HOY, ACTO OFICIAL POR EL 26 ANIVERSARIO DE LA GUERRA DEL ATLANTICO SUR

Cristina pide a Londres permitir un viaje humanitario a Malvinas
Es para familiares de los muertos que quieren inaugurar el cementerio de Darwin.

La presidenta Cristina Kirchner pedirá hoy al Reino Unido un "gesto humanitario" para que permita viajar a las Islas Malvinas a familiares de los caídos que están enterrados en el cementerio argentino de Darwin.

Lo hará a las 11.30, cuando encabece el acto central por el Día del Veterano y los Caídos, al cumplirse el 26 aniversario de la recuperación de las islas en 1982. En su mensaje, Cristina reafirmará los derechos de la Argentina sobre los archipiélagos australes y hará un llamado al Reino Unido para que se siente a negociar la soberanía sobre esos territorios en disputa.

La ceremonia tendrá lugar en la Primera Brigada Aérea de El Palomar. Estaba previsto hacerla en el Regimiento de Granaderos, pero el Gobierno decidió cambiar el escenario para evitar posibles protestas contra Cristina en apoyo del paro agropecuario.

El Regimiento de Granaderos mira hacia la calle Luis María Campos, en la zona de Las Cañitas, un barrio donde los cacerolazos se sintieron fuerte los últimos días.

Además de Cristina, hablarán el jefe del Estado Mayor Conjunto, el brigadier general Jorge Chevalier —piloto veterano de Malvinas— y un representante de las asociaciones de ex combatientes, que también serán parte de la formación militar que organiza la ministra de Defensa, Nilda Garré.

Con el mismo esquema de oradores y en el mismo lugar, el acto de mañana parece replicar el último Día del Veterano que encabezó Néstor Kirchner en 2006. El año pasado, el ex presidente suspendió a último momento su viaje a Ushuaia para evitar posibles protestas de los gremios docentes en conflicto.

Hoy habrá actos en todo el país. El vicepresidente Julio Cobos encabezará la ceremonia que tendrá lugar en la Plaza Islas Malvinas, en Ushuaia.

Junto a Cristina estará la ministra Garré, miembros del Gabinete nacional y los máximos jefes militares. Habrá una formación de las tres fuerzas y también de efectivos de la Gendarmería y la Prefectura.

El viaje a las Islas de los familiares de los caídos tuvo fecha tentativa para noviembre pasado, con el objetivo de visitar el restaurado cementerio de Darwin e inaugurar el monumento de granito y hormigón que rinde homenaje a los 649 muertos.

Pero ese proyecto, que en otros países tiene tratamiento humanitario, quedó atrapado en los recurrentes roces con el Reino Unido por la disputa de soberanía, y el viaje terminó siendo cancelado sin fecha.

Hasta entonces, los familiares habían explorado diversas vías para inaugurar el monumento y mantuvieron discretas reuniones, por separado, con la Cancillería y con el embajador británico, John Hughes. Se habló de llevar por mar a unas 800 personas, a razón de un familiar por cada uno de los 649 muertos, más otros invitados. El costo de semejante travesía también era un inconveniente para los planes, pero hasta ahora Londres dijo no.

Por otra parte, el Foro de Ex Soldados Conscriptos Combatientes de Malvinas del Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI) lanzó la campaña de difusión "La discriminación y el olvido matan". En un acto, estuvieron presentes María José Lubertino, presidenta del INADI, y representantes de distintos centros de ex combatientes de Malvinas.