26/04/2013 La Nación - Nota - Política - Pag. 6
La noche en que los diputados casi terminan a las trompadas
Por Gabriel Sued
| LA NACION
Agustín Rossi volvía a su banca resoplando, con los ojos inyectados en sangre, después de reclamar a los gritos, al pie del estrado de Julián Domínguez, que debía corregirse el resultado de la última votación. El tablero todavía marcaba que el oficialismo no había alcanzado la mayoría necesaria, consecuencia de un error del sistema de votación que abrió las puertas del escándalo.
Entre los gritos e insultos que cruzaban de un lado al otro el recinto, hubo uno que lo enloqueció. De pronto, Rossi se frenó en seco, dio medio vuelta y salió disparado en dirección a los diputados del radicalismo, ubicados del otro lado del recinto. Separó los brazos del cuerpo, sacó pecho y pisó fuerte, con el paso típico de quien está dispuesto a pelear. Lo iba a buscar a Miguel Bazze, con quien había cruzado insultos unos segundos antes.
En una maniobra rápida, Eduardo "Wado" de Pedro y Edgardo Depetri, que se sientan en bancas cercanas a la presidencia, se abalanzaron sobre Rossi, para contenerlo. El "Chivo", como le dicen en confianza al jefe del bloque kirchnerista, parecía fuera de control. "Wado", un flaco no muy fornido, lo tomó como pudo de un hombro, pero Rossi encorvó el cuerpo para zafarse. Debió intervenir la chaqueña Sandra Mendoza, que se le paró justo adelante. Entre los tres lograron detenerlo.
Fue el momento más caliente de una madrugada tensa, en la que diputados del oficialismo y la oposición se pelearon a los gritos en pleno recinto y estuvieron a punto de terminar a las trompadas.
El tumulto tuvo a Rossi como protagonista, también en calidad de víctima. Unos segundos antes, cuando el "Chivo" estaba frente al estrado de Domínguez, el diputado Sergio Pansa (Frente Peronista) le revoleó una botella plástica de agua desde la parte más alta del recinto. Para entonces, pasadas las 6, ningún diputado permanecía en su banca. De alguna forma, casi todos participaban de la pelea.
El primer escándalo había estallado minutos antes de las 6, cuando el oficialismo aprobó a mano alzada que la votación en particular se haría de una sola vez, y no artículo por artículo. "¡Tramposo!", le gritó Juan Pedro Tunessi (UCR) al jefe de bloque kirchnerista. "No tenés el número Rossi", se sumó Bazze. "¿No viste cómo salió la votación? ¡Callate!", le respondió el "Chivo".
Pero cuando el oficialismo quiso seguir adelante, la oposición explotó de la bronca. Todos los antikirchneristas se pararon al lado de sus bancas y empezaron a gritar: "¡Fraude! ¡Fraude!" El tono del reclamo fue subiendo de volumen. Victoria Donda aplaudía con las manos encima de su cabeza. Enfurecido, Manuel Garrido golpeaba su banca con el puño derecho cerrado. Domínguez se mostraba imperturbable y pretendía continuar, hasta que Graciela Camaño se arrimó al pie del estrado y, con la mano izquierda, comenzó a tironearle el cable para sacarle el micrófono. Con la derecha, agitó con bronca una campanita metálica ubicada en el estrado.
Después de unos segundos de mantener la calma, los kirchneristas también se pararon y empezaron a gritar. "¡Ganamos! ¡Ganamos!", cantaba Rossi, mientras aplaudía con fuerza. De pronto quiso pasar a la fila de adelante y sin querer manoteó un vaso de vidrio que estaba en su banca y lo tiró al suelo. Se rompió a los pies de Teresa García, sentada justo adelante. Un tanto sorprendida, ella se agachó rápido, juntó los vidrios y los puso en un rincón. Junto con Diana Conti y Juliana Di Tullio formaron una barrera para frenar a Rossi.
El jefe del bloque kirchnerista pareció otra vez al borde del infarto cuando Domínguez accedió a un pedido de la oposición para hacer un cuarto intermedio. Les ordenó a todos que se quedaran en sus bancas.
Rossi sólo pudo distenderse al final de la sesión, gracias a un breve diálogo que tuvo, en un pasillo de salida del recinto, con Jorge Rivas. Tetrapléjico desde 2007, el diputado se comunica con un puntero láser colocado en una vincha con el que señala letras en un letrero que le sostiene una asistente, que, a la vez, leyó la frase que se iba formando. Testigo silencioso de la sesión, Rivas hizo su propia evaluación de los episodios de violencia, en especial del cruce entre Rossi y Bazze. "Estabas totalmente legitimado para cagarlo a trompadas", le dijo entre risas.
La noche en que los diputados casi terminan a las trompadas
Por Gabriel Sued
| LA NACION
Agustín Rossi volvía a su banca resoplando, con los ojos inyectados en sangre, después de reclamar a los gritos, al pie del estrado de Julián Domínguez, que debía corregirse el resultado de la última votación. El tablero todavía marcaba que el oficialismo no había alcanzado la mayoría necesaria, consecuencia de un error del sistema de votación que abrió las puertas del escándalo.
Entre los gritos e insultos que cruzaban de un lado al otro el recinto, hubo uno que lo enloqueció. De pronto, Rossi se frenó en seco, dio medio vuelta y salió disparado en dirección a los diputados del radicalismo, ubicados del otro lado del recinto. Separó los brazos del cuerpo, sacó pecho y pisó fuerte, con el paso típico de quien está dispuesto a pelear. Lo iba a buscar a Miguel Bazze, con quien había cruzado insultos unos segundos antes.
En una maniobra rápida, Eduardo "Wado" de Pedro y Edgardo Depetri, que se sientan en bancas cercanas a la presidencia, se abalanzaron sobre Rossi, para contenerlo. El "Chivo", como le dicen en confianza al jefe del bloque kirchnerista, parecía fuera de control. "Wado", un flaco no muy fornido, lo tomó como pudo de un hombro, pero Rossi encorvó el cuerpo para zafarse. Debió intervenir la chaqueña Sandra Mendoza, que se le paró justo adelante. Entre los tres lograron detenerlo.
Fue el momento más caliente de una madrugada tensa, en la que diputados del oficialismo y la oposición se pelearon a los gritos en pleno recinto y estuvieron a punto de terminar a las trompadas.
El tumulto tuvo a Rossi como protagonista, también en calidad de víctima. Unos segundos antes, cuando el "Chivo" estaba frente al estrado de Domínguez, el diputado Sergio Pansa (Frente Peronista) le revoleó una botella plástica de agua desde la parte más alta del recinto. Para entonces, pasadas las 6, ningún diputado permanecía en su banca. De alguna forma, casi todos participaban de la pelea.
El primer escándalo había estallado minutos antes de las 6, cuando el oficialismo aprobó a mano alzada que la votación en particular se haría de una sola vez, y no artículo por artículo. "¡Tramposo!", le gritó Juan Pedro Tunessi (UCR) al jefe de bloque kirchnerista. "No tenés el número Rossi", se sumó Bazze. "¿No viste cómo salió la votación? ¡Callate!", le respondió el "Chivo".
Pero cuando el oficialismo quiso seguir adelante, la oposición explotó de la bronca. Todos los antikirchneristas se pararon al lado de sus bancas y empezaron a gritar: "¡Fraude! ¡Fraude!" El tono del reclamo fue subiendo de volumen. Victoria Donda aplaudía con las manos encima de su cabeza. Enfurecido, Manuel Garrido golpeaba su banca con el puño derecho cerrado. Domínguez se mostraba imperturbable y pretendía continuar, hasta que Graciela Camaño se arrimó al pie del estrado y, con la mano izquierda, comenzó a tironearle el cable para sacarle el micrófono. Con la derecha, agitó con bronca una campanita metálica ubicada en el estrado.
Después de unos segundos de mantener la calma, los kirchneristas también se pararon y empezaron a gritar. "¡Ganamos! ¡Ganamos!", cantaba Rossi, mientras aplaudía con fuerza. De pronto quiso pasar a la fila de adelante y sin querer manoteó un vaso de vidrio que estaba en su banca y lo tiró al suelo. Se rompió a los pies de Teresa García, sentada justo adelante. Un tanto sorprendida, ella se agachó rápido, juntó los vidrios y los puso en un rincón. Junto con Diana Conti y Juliana Di Tullio formaron una barrera para frenar a Rossi.
El jefe del bloque kirchnerista pareció otra vez al borde del infarto cuando Domínguez accedió a un pedido de la oposición para hacer un cuarto intermedio. Les ordenó a todos que se quedaran en sus bancas.
Rossi sólo pudo distenderse al final de la sesión, gracias a un breve diálogo que tuvo, en un pasillo de salida del recinto, con Jorge Rivas. Tetrapléjico desde 2007, el diputado se comunica con un puntero láser colocado en una vincha con el que señala letras en un letrero que le sostiene una asistente, que, a la vez, leyó la frase que se iba formando. Testigo silencioso de la sesión, Rivas hizo su propia evaluación de los episodios de violencia, en especial del cruce entre Rossi y Bazze. "Estabas totalmente legitimado para cagarlo a trompadas", le dijo entre risas.
Tirada: 176833 Difusión: 707332 |
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