Independencias
09/07/2011 - Página 12 - Nota - El País
Por Jorge Rivas *
En 1816, las cosas estaban muy mal para la lucha anticolonial de la América española. Napoleón Bonaparte había sido vencido en Europa, contra cualquier cálculo que se hubiera hecho en los días de la Revolución de Mayo, el rey Fernando VII había vuelto a ocupar su trono en Madrid en 1814 y todos los movimientos criollos habían sido aplastados. La causa patriota solo hacía pie en el Río de la Plata, aunque hostigada y en retroceso. No se trata aquí, por más que parezca lo contrario, de repasar una lección de historia, sino de reflexionar acerca de algunas cuestiones políticas que aquella gesta ayuda a iluminar, siempre que no nos limitemos a la celebración de la efemérides.Los dirigentes de las Provincias Unidas no estaban todos en la misma posición, una simpleza a la que a veces los condena retrospectivamente su condición de próceres nacionales. Por el contrario, había entre ellos quienes estaban dispuestos a capitular ante la corona española, siempre que se garantizaran su seguridad y algunas concesiones autonómicas, otros que apostaban a traer un noble europeo y coronarlo para obtener así la protección de las monarquías restauradas en el Viejo Mundo, con la consiguiente concesión de soberanía política. Y había otros, por fin, que contra toda prudencia elegían jugarse por la independencia, sin amos ni protectores. Aun entre ellos había diferencias: los había republicanos, monárquicos, federales, centralistas, librecambistas, proteccionistas.Los independentistas, se sabe, ganaron esa batalla política, y entre otras cosas hicieron del 9 de julio un día de fiesta nacional. Y aunque la coalición que formaron resultara efímera, y ellos tuvieran que dirimir después, durante años, sus diferencias, habían generado ya un hecho del que no hubo vuelta atrás: el nacimiento de una nación. La independencia de esa nación, sin embargo, como fuimos aprendiendo trabajosamente, no se adquirió de una sola vez y para siempre.De hecho, el país sigue hoy pujando por nuevas independencias, no ya de una corona extranjera de cuyo imperio forme parte. Sí de multinacionales, grandes corporaciones, organismos financieros, potencias hegemónicas. En los últimos ocho años el país que ahora es la Argentina ha dado pasos que le han permitido ganar, no sin esfuerzo, mayor independencia respecto de esos poderes. También en nuestro tiempo, como en 1816, sumamos fuerzas todos los que acordamos con ese rumbo general, aunque tengamos cosas para discutir, diferencias para dirimir.Los socialistas que cerramos filas con Néstor Kirchner primero y con Cristina Fernández después, insistimos desde hace tiempo en la necesidad de conformar una fuerza amplia, pero con sólidos principios, que reúna a militantes populares y democráticos procedentes de diversas tradiciones ideológicas y políticas para apuntalar con eficacia las reformas que espera la sociedad argentina. Esa propuesta está más vigente que nunca, para seguir en el camino de las recientes conquistas independentistas, y para avanzar también hacia otro objetivo que no admite renuncias ni desvíos: la igualdad social. El 9 de Julio constituye una buena ocasión para recordarlo.
* Diputado socialista.
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2 comentarios:
Qué interesante análisis. Un placer leerlo, como siempre.
Casualmente, anoche, charlábamos con amigos, sobre la integridad de Jorge Rivas, y al volver a casa, me topo con estas reflexiones.
Mi opinión, respecto, a tu coherencia, radica en el hecho que tus ideas de libertad, se manifiestan en todo tu ser, quizá, porque como persona demostrás día a día y con coraje, como se conquista la libertad primigenia, que es la de uno mismo.
Eso, aunque imperceptible para muchos, hace que tu lucha se vea genuina.
Mi lucha, está emparentada con la tuya, y trato que esa libertad personal, no sea confundida con la libertad egoísta que tantas veces, hace que otros paguen el precio de nuestra libertad.
Libertad e independencia, suenan como hermanas, de hecho lo son, pero solo si se interpreta su profundo sentido.
No puedo ser independiente, si el objetivo es mejorar, no individualmente, sino, al conjunto y no puedo ser libre, si deseo el bien común, ya que de los demás dependo.
Así planteado, no tendría sentido esta lucha.
Pero, y siempre lo hay, el hecho es que estas palabras cobran sentido, cuando nominamos de qué o de quienes, queremos liberarnos o independizarnos.
Yo creo, que de lo que debemos liberarnos e independizarnos, es de un sistema enfermo, y en fase terminal, que tanto dolor y opresión causó en la humanidad.
Muchos intentos hemos hecho en este país,con mejores y peores resultados, pero hoy, como nunca, veo una puerta abierta para conquistar eso que anhelamos.
Mucho se habla acerca del modelo, y su profundización.
Aunque perfectible, vemos logros en muchos aspectos.
Es lógico suponer que su profundización, traerá mayores beneficios.
El tema, es que entendemos por la profundización de este modelo.
Muchos opinarían, que aplicando las herramientas que disponemos de manera exponencial, profundizaríamos los logros.
Esto, es correcto, pero tibio, ante una oportunidad histórica.
Me gusta ver el proceso que estamos viviendo, como una bisagra, o mejor aún un punto de apoyo, donde accionar la palanca que puede torcer el rumbo de la historia.
Muchas veces, se dijo que nuestro país retrocedía mientras otros avanzaban.
Si esto fuese cierto, nuestras penas, de antaño, bien podrían ser nuestras ventajas del presente.
Ese sistema, que tan rápido iba por la historia, quedó detrás nuestro y con escaso combustible, justo cuando nos iba a sacar una vuelta.
Hoy, al ver la situación global, veo como marchamos adelante de una transformación, que se manifiesta imparable.
De puro atrasados, nomás, ya pasamos por el amargo proceso que hoy pasan otras naciones, arrastrándose entre ellas a un crisis inevitable.
Quienes iniciaron y apoyaron este proceso, establecieron un parámetro fuera de la ortodoxia, que tarde o temprano, deberán transitar los otrora adelantados.
Esto, a mi manera de ver, es un hecho histórico, que la bruma de lo cotidiano, no nos permite aún ver con claridad.
Hoy es el momento.
Hoy es cuando hablar de profundización, implica diseñar herramientas nuevas para un sistema nuevo.
Tal vez aquí y ahora, logremos ese sueño de libertad e independencia que tantos acunaron y hoy despierta.
Mis respetos a quienes se jugaron por esto.
El mejor homenaje, es estar despiertos, defendiendo los logros, debatiendo con argumentos, generando nuevas maneras de entender la realidad, y diseñando las herramientas que permitan sacar a las utopías, del rango de imposibles y al menos, llevarlas a la categoría de improbables, para que los locos que no pueden dejar de soñar, traten de conquistarlas.
Un abrazo.
http://queteparecesinosjuntamoss.blogspot.com/2010_02_01_archive.html
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