sábado, 1 de mayo de 2010

MENSAJE DE JORGE RIVAS A LOS MILITANTES SOCIALISTAS – MAR DEL PLATA

 Compañeros:
   
   Es muy grato volver a estar junto a ustedes, aquí en Mar del Plata este primero de mayo, y poder reflexionar juntos sobre este importante momento político de los trabajadores y de la Nación , pues vivimos una etapa crucial para nuestro país, ya que se enfrentan dos bloques políticos claramente antagónicos. En uno confluyen la tradición nacional y popular junto con la izquierda democrática, y allí decidimos estar, porque lo que queremos no es seguir siendo comentaristas de la etapa, sino embarrarnos en la realidad en busca de una nueva identidad política que sirva como herramienta de cambio en la dirección que proponemos.

    El otro bloque es un rejunte en el que la tradicional y rancia derecha se amontona con la nueva, igualmente recalcitrante cuando de defender su renta se trata, y con un grupo de organizaciones satélites que le son funcionales.
  
A algunas cosas las vamos aprendiendo al andar, y a otras las aprendimos ya hace tiempo.Ya no podemos engañarnos, por ejemplo, con aquel viejo aserto según el cual "cuanto peor, mejor", es decir que a mayor agudización de contradicciones, mejor caldo de cultivo para revueltas revolucionarias. Tampoco podemos guiarnos por la idea determinista de que primero debe derrumbarse el viejo edificio totalmente para poder construir uno nuevo o por aquella de que un cambio revolucionario es un mágico acto como el de pasar de la vida a la muerte. El siglo veinte se encargó de demostrarnos con múltiples ejemplos sociales que los cambios revolucionarios son largos y trabajosos procesos llenos de pequeñas contradicciones.

   Por eso decimos que hay que profundizar los cambios cuidando lo que se ha avanzado, ya que somos conscientes de que ese proceso de cambios molesta al bloque depredador, que va a tratar de detenerlo de varias maneras. Además de ser poderosos, los enemigos del progreso social están bien organizados, lo que le da un sabor especial a cada avance que se logra con su oposición.
  
  Es imperioso también que se entienda la necesidad de pluralidad y diversidad para empujar un verdadero programa de reforma, aprendiendo de la derecha, que no se detiene en los matices ideológicos cuando de defender sus intereses se trata. Nosotros también tenemos intereses concretos que defender, como ayudar a sacar a compatriotas de la pobreza, crear trabajo estable y de calidad, democratizar la renta. Frente a esas tareas no nos podemos permitir purismos ideológicos. También debemos defender nuestra autonomía para apoyar con convicción los aciertos y para señalar también con convicción lo que consideramos errores. Flaco favor nos haríamos si nos disfrazáramos de lo que no somos y practicáramos un seguidísmo bobo: nuestro rol es el de apoyar el rumbo general y ser implacables con los desvíos.

  Sabemos que no es un lugar cómodo, como también sabemos que es este el sitio en que debemos estar, es decir, elevando el listón de pretensiones del pueblo trabajador, para no caer en superficiales conformismos, y seguir avanzando.

  Ya es momento de sostener en el tiempo nuevos y modernos instrumentos políticos, ya que los tradicionales se han vuelto poco confiables para realizar el cambio que necesitamos.

  En esa inteligencia, es que debemos esforzarnos por volver a colocar al partido socialista por la senda de la defensa de los intereses del pueblo trabajador y exigir que deje de dejarse utilizar patéticamente por el poder económico concentrado.
 
 Es decir, que tenemos que dejar atrás, un partido vertical, oscuro  e intolerante, conducido por una casta de burócratas, a los que nadie eligió y volverlo a convertir en una herramienta democrática, tolerante  y horizontal, como siempre lo fue, y hoy debe ser un partido moderno. La buena noticia es que somos muchos y distribuidos por todo el país los socialistas que no nos resignamos a aceptar este modelo de partido que hoy tenemos en el orden nacional y daremos batalla por cambiarlo.

  Porque no queremos que el partido sea un fin en si mismo, sino que debe ser una herramienta, junto con otros aliados para la liberación del pueblo trabajador, lo que no dudo que será alcanzado si actuamos sin aferrarnos a ningún dogmatismo y con la suficiente inteligencia como para saber no anteponer los intereses individuales a los colectivos.

Pero tampoco debemos ser ingenuos, y ser concientes de que la derecha va a desplegar todo su poderío para impedirlo. Y ya en estos días los vemos reaccionar de manera virulenta, cuando siente afectados sus intereses.

  Este primero de mayo transcurre en el año del bicentenario, y si bien soy poco afecto a las fechas simbólicas, reconozco que 200 años es lo suficientemente pesado como para intentar un rápido balance, y no podemos  negar que es mucho lo que ha avanzado la clase trabajadora en este tiempo. Se podría decir que hemos dejado atrás el siglo de grandes e importantes declaraciones y avances legislativos en materia laboral, e iniciamos otro en el que debemos centrar nuestra militancia en transformar en realidades concretas, lo mucho que se avanzó formalmente.

   Por último, quiero contarles que así como comenzamos la semana presentando el proyecto  de servicios financieros, para remplazar la vieja ley de entidades financieras, dictada durante la última dictadura, al calor de un país brutalmente especulativo, también estamos trabajando legislativamente para combatir el flagelo moderno del trabajo informal, y en el corto plazo presentaremos una batería de iniciativas legislativas, para dar respuesta a la angustia que sufren hoy muchos trabajadores.

 Compañeros, corre un tiempo difícil, pero, también apasionante, ya que de apoco nos vamos acercando a la tan soñada sociedad justa.

Como siempre les digo, el presente es de lucha, esfuerzo, y concientización, si entendemos que de eso se trata el presente, el futuro cercano, es nuestro.

Mucha fuerza, y, muchas gracias.

Compañero Jorge Rivas