viernes, 25 de julio de 2008

25 de julio de 2008

Crítica - Nota - Nota de tapa - Pag. 2
SERGIO MASSA ASUMIÓ Y YA JUGÓ PARA EL EQUIPO DE JULIO DE VIDO Y RICARDO JAIME
Otro ladrillo en la pared pingüina
En su primer acto de gestión, el nuevo jefe de Gabinete presentó el proyecto de ley para reestatizar Aerolíneas rodeado del secretario y el ministro con más poder.


NICOLAS WIÑAZKI

Perdió Alberto Fernández.
Se fue del Gobierno reclamando una oxigenación y un recambio de ministros. Pero los Kirchner se encargaron de mostrarles a él y a la opinión pública que eso no ocurrirá, al menos por el momento. La primera medida del flamante jefe de Gabinete, Sergio Massa, fue informar a través de una conferencia de prensa que se enviaba al Parlamento el proyecto de reestatización de Aerolíneas Argentinas: lo hizo acompañado por dos funcionarios cuestionados por la oposición y la Justicia, el ministro de Planificación Federal, Julio De Vido, y el secretario de Transporte, Ricardo Jaime, impulsores del proyecto (también estaba presente el gerente de Aerolíneas, Julio Alak). Fue una ratificación contundente del kirchnerismo más ortodoxo y radicalizado.
Según pudo saber este diario, los Kirchner quieren demorar todo lo posible cualquier otro cambio en el Gabinete. La salida del secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, es muy resistida: “El conflicto con el campo ya se llevó puestos a los tres actores que lo protagonizaron: Martín Losteau, Javier De Urquiza y Alberto Fer- nández. Moreno no tuvo nada que ver. ¿Por qué piden su cabeza?”, razonó uno de los funcionarios de extrema confianza del matrimonio presidencial. El argumento no es del todo cierto: Moreno participó de varias de las reuniones del oficialismo con la Mesa de Enlace e incluso hacía de “policía malo” frente a los representantes del agro, poniendo trabas a las negociaciones por pedido de Néstor Kirchner. Algunos funcionarios de Planificación Federal admiten que Moreno podría renunciar en el corto plazo, una vez que baje la presión periodística y de la oposición sobre él.
Ayer, no fue a la asunción de Massa (ver recuadro). En la Casa Rosada corrió la versión de que había sido por un pedido expreso de Alberto Fernández, que participó de la ceremonia a manera de despedida. Pero en su entorno lo negaron. Massa aseguró ante los periodistas que se enteró por ellos que Moreno estuvo ausente.
El nuevo jefe de Gabinete entró en sintonía con De Vido y Jaime, enemigos históricos de Alberto Fernández desde el minuto cero.
Estuvo en contacto con ellos durante todo el día de ayer: coordinó los detalles de la firma del acta que mandó al Congreso el proyecto de reestatización de Aerolíneas, entre otros temas, que también trató con el secretario Legal y Técnico, Carlos Zannini, ideólgo de los pingüinos ortodoxos. El avance de este sector interno del Gobierno, que acompaña a los Kirchner hace 30 años, es total.
Massa había llegado a la Casa Rosada a las 5.25 de la tarde.
Dos minutos después estrenó su despacho de jefe de Gabinete. Lo acompañaban el gobernador bonaerense, Daniel Scioli, y su vice, Alberto Balestrini. Pasado ese momento, se reunió a solas con Cristina Kirchner, con quien coordinó la conferencia de prensa que después dio junto a De Vido y Jaime. De vuelta en su despacho, le avisaron que Fernández estaba llegando a la Rosada. El ex jefe de Gabinete se entrevistó con la Presidenta, sin testigos. No trascendió el contendio de esa charla, que duró diez minutos, hasta que Cristina mandó a llamar a Massa. El nuevo jefe de Gabinete entró al despacho presidencial acompañado de Scioli. Alberto Fernández le dijo lo que después le susurró al oído cuando lo abrazó tras la jura: “Te va a ir bien”.
Los cuatro salieron de la oficina y fueron hacia al salón Blanco. Los invitados, repartidos también en el Salón Sur, eran más de mil (ver página 4).
En medio de la jura, Fernández recibió aplausos de los presentes cuando lo nombró el locutor oficial. Lo miraba de reojo el gobernador de Chubut, Mario Das Neves, el primer dirigente del oficialismo que pidió su renuncia, a mediados de la guerra gaucha. No se cruzaron. Lo mismo con De Vido y Jaime. Massa estaba nervioso pero eufórico y parecía no estar prestando atención a esas tensiones que ocurrían a su alrededor.
No paraba de moverse y sonrió cuando la Presidenta, en medio del juramento, le susurró “tenés 30 segundos para arrepentirte”.
A pesar de que su primera acción oficial fue mostrarse con dos de los funcionarios más polémicos del Gabinete, Massa repite que llegó al Gobierno para un nuevo impulso y con ánimo de replantear algunos lineamientos. Aseguró que tenía “instrucciones” para abrir el diálogo con los periodistas y dijo que iba a instaurar como método de comunicación las conferencias de prensa, algo inusual en la era K.
Todavía no definió quiénes integrarán su equipo. Es muy probable que sostenga al socialista Jorge Rivas como vicejefe de Gabinete (aún internado tras un ataque callejero) y que también se quede el subsecretario de Gestión Pública, Juan Manuel Abal Medina. En el Gobierno no se descarta que una de las reemplazadas sea la secretaria de Medio Ambiente, Romina Picolotti.
Massa adelantó que a comienzos de la semana próxima se reunirá con Fernández para coordinar la transición de la gestión.
Ayer, mientras caminaba por los pasillos de la Rosada, se lo notaba muy contento y algo extraviado: “Hasta que me acostumbre, para ubicarme acá adentro me voy a tener que comprar un GPS”.

¿Dónde estará Guillermo Moreno?

De no haber renunciado, Alberto Fernández se hubiera llevado un buen chasco porque hoy, a las siete de la tarde y en la sede de la Jefatura de Gabinete, se realizará una conferencia sobre un tema de rabiosa actualidad y cuyo título remite sin escalas a la situación del INDEC: “El papel del Estado en la economía. La relación entre los precios internos y el mercado internacional”.
En la ocasión, el único expositor será el secretario de Comercio Interior Guillermo Moreno, una de las cabezas que Fernández solicitó como condición para permanecer en el cargo y uno de los nombres más resistidos de los equipos del Gobierno.
La charla no se publicitó en los medios, pero una invitación formal llegó ayer a todas las dependencias oficiales. Nadie supo explicar si la exposición de Moreno se planificó antes y con la anuencia de Alberto Fernández o si, por el contrario, se trata de un acto provocativo, destinado a exhibir sin pudores el triunfo absoluto de la ortodoxia K. Esa hipótesis es puesta en duda por quienes llevan el listado de asistencias a los actos oficiales y observaron que “el Napia” Moreno estuvo ausente en la jura del nuevo secretario de Agricultura Carlos Cheppi, el miércoles, y faltó ayer al concurrido acto de asunción de Sergio Massa, reemplazante de Alberto Fernández y, desde luego, su anfitrión en el edificio Somisa, ubicado en la Diagonal Julio A. Roca 651. También se conjeturó en el Salón Blanco que la ausencia de Moreno fue una ofrenda K para que Alberto dejara de lado sus rencores y asistiera con sonrisas a su despedida oficial.

El suegro. Fernando Galmarini, ex menemista, hoy duhaldista, fue a ver a su yerno.

La esposa. Malena Galmarini, casada hace ocho años con Massa. Lloró varias veces.

La jefa. El jefe de Gabinete es uno de los preferidos del matrimonio presidencial. Pasa fines de semana en la Quinta de Olivos. “Tenés 30 segundos para arrepentirte”, bromeó ella.