El mapa político y partidario ya no será el mismo
Los comicios que se realizarán hoy muestran el peronismo altamente fragmentado y el radicalismo sin candidato propio a la presidencia.
BUENOS AIRES.- El resultado de las elecciones presidenciales de este domingo dejará plasmado el caleidoscopio de la política argentina, tras la explosión de principio de este siglo y la fragmentación del electorado. Marcará también el primer escenario político posterior a la crisis, ya que el gobierno que asuma recibirá un país sin un conflicto terminal.Los comicios expenderán también el certificado de defunción de los partidos tradicionales, ya que ni el justicialismo ni el radicalismo serán lo mismo. Así, esta elección se convierte en una especie de primarias o interna abierta que dirimirá el poder en cada uno de los partidosEl PJ se encuentra representado por lo menos en tres listas (Cristina Kirchner, Alberto Rodríguez Saá y Roberto Lavagna. La UCR, lleva a un peronista como cabeza de lista (Lavagna), y dos presidenciables salieron de sus filas: Elisa Carrió y Ricardo López Murphy. El candidato a vice de Cristina, el radical Julio Cobos, no sólo sigue en ese partido centenario sino que piensa encabezarlo para, según dice, adecuarlo a los nuevos tiempos políticos.
Es que los radicales K han copado buena parte de la parada, y hasta no les dejaron gobernaciones a los militantes orgánicos y a partir de mañana van por todo el partido.Entonces, pujarán por el control del partido Cobos, Margarita Stolbizer -candidata a gobernadora bonaerense por el ARI- y Raúl Alfonsín, que impulsó la opción Lavagna. El socialismo sufrió también un proceso de implosión, entre los que acompañan al Gobierno (como el vicejefe de Gabinete, Jorge Rivas y el sindicalista Ariel Basteiro), al ARI (como Rubén Giustiniani y Roy Cortina) y los que buscarán una vía propia, como el gobernador electo de Santa Fe, Hermes Binner.De esta manera, cuando las urnas ya hayan cantado sus resultados, el mapa político habrá cambiado sustancialmente con respecto al que se conoce en el país desde hace 60 años.El matrimonio Kirchner sueña con generar una instancia política superadora de los partidos, integrada por dirigentes de distintas extracciones más allá de las banderías personales. Claro está que los ortodoxos justicialistas, liderados por estas horas por los hermanos Rodríguez Saá, tiene otros planes, como quedarse con todos los símbolos y signos partidarios. A esto hay que agregar el regreso de Eduardo Duhalde a la arena política con el fin, como se dice habitualmente, de recoger los heridos que dejó el Gobierno durante estos años. La gran incógnita, que será develada más temprano que tarde, es que harán los intendentes bonaerenses que siempre le respondieron y ahora se colgaron a la boleta de Cristina, en virtud de las famosas colectoras. En este contexto, es difícil vislumbrar también quién se puede catapultar como el referente de la oposición. Por caso, Mauricio Macri, obtuvo, allá lejos y hace tiempo, un gran triunfo en la Capital con el 60% de los sufragios, pero perdió buena parte de su capital durante la larga transición.Ante esto, unos de los principales desafíos que enfrentará el sistema político y de partidos de la Argentina será el de recomponer las estructuras partidarias y forjar una oposición fuerte, con voz y voto institucional
Para que esto suceda, los partidos de la oposición tendrían que lograr mayor presencia en el Congreso de la Nación. Durante los últimos cuatro años, el kirchnerismo tuvo quórum propio en ambas cámaras, gracias a sus aliados. Es difícil que ese panorama varíe después de las elecciones de hoy, ya que es más factible que la UCR y el ARI pierdan algunas de las bancas qe ponen en juego. Como fuera, el desafío de la clase dirigente, de cualquier bando político, será el de fortalecer las instituciones democráticas de la\n Nación.
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