Hay opiniones que no permiten ambigüedad según el humor social. Nada justifica que un hombre mate a otro que se encuentra indefenso. Éticamente es inadmisible. Partiendo de ese principio, puede haber causales agravantes o atenuantes. Pero como sociedad civilizada, debemos ser contundentes en rechazar la institucionalización de la venganza por mano propia.
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