lunes, 1 de julio de 2019

Entrevista a Jorge Rivas en revista Contraeditorial》 “La política no es la lucha por el puesto, sino un puesto de lucha”》 El dirigente socialista opina sobre las fórmulas presidenciales y recuerda el pasado neoliberal de Pichetto. Las miserias de algunos políticos y la esperanza del Frente de Todos.》

 ENTREVISTA A JORGE RIVAS》
"La política no es la lucha por el puesto, sino un puesto de lucha"》
El dirigente socialista opina sobre las fórmulas presidenciales y recuerda el pasado neoliberal de Pichetto. Las miserias de algunos políticos y la esperanza del Frente de Todos.》

Por Hugo Gulman y Juan Martín Ramos Padilla 

Jorge Rivas tiene 58 años. Nos atiende en su oficina, en un edificio cercano a Plaza Congreso, la tarde del Día de la Bandera. De las paredes del sobrio departamento, cuelgan fotos de Néstor y Cristina Kirchner, el Che Guevara, Alfredo Palacios y Alfredo Bravo. En una repisa tiene fotos con amigos y familiares, y también exhibe alguna camiseta de River. Tiene una biblioteca cerca de su escritorio, y numerosos cuadritos con diplomas y reconocimientos. Todos íconos que reafirman su identidad. En otro sector, una amplia sala con una mesa para veinte personas muestra que la actividad política permanece en su vida como un motor activo. 

Con su mirada, señala letras en una computadora, y de ese modo una voz robótica lee lo que él escribe. Jorge no puede hablar y casi no puede moverse desde que una noche de noviembre de 2007, cuando volvía a su casa luego de cenar con amigos, fue víctima de un brutal ataque que lo dejó tetrapléjico. En ese entonces era vicejefe de Gabinete de Ministros e integraba el grupo de "Socialistas para la Victoria" que se habían uni- do al gobierno de Néstor Kirchner, lo que le costó a él, al igual que a Oscar González, la expulsión del Partido Socialista. 

Antes del asalto que lo dejó en silla de ruedas, Jorge había sido discípulo del maestro Alfredo Bravo, y cuando fue elegido diputado por primera vez tenía 36 años: era el legislador más joven del Congreso. Con el tiempo, muchos empezaron a considerar a ese joven y brillante socialista como uno de los mejores oradores del Par- lamento. 

Un año y medio después del asalto volvió a ocupar una banca en la Cámara de Diputados. El día de su regreso, las bandejas del recinto es- taban repletas de militantes y banderas rojas. Todos y todas lloraron de la emoción cuando ingresó al salón en su silla de ruedas, acompañado de su amigo Oscar González. El propio presidente de la Cámara, Eduardo Fellner, se quebró en un llanto que le dificultó concluir la lectura del juramento. El socialista no se rendía ni abandonaba su vocación política.

Durante las dos horas que dura nuestro encuentro, se concentra, con la vista fija en el monitor, para responder las preguntas que le formulamos. Cuando lo interrumpimos para hacerle un comentario, él mira a los ojos. Su mirada es absolutamente expresiva y, cada vez que puede, hace algún chiste. Cuando se ríe, lo hace con ganas. Estira el cuello hacia atrás, dirige la vista hacia el techo y larga una prolongada y contagiosa carcajada. 

–Hugo Gulman: ¿Qué opinás de las fórmulas presidenciales confor- madas? 

–Jorge Rivas: Sólo voy a referirme a las dos fórmulas que se disputan el futuro gobierno. Es decir, la fórmula del Frente Todos y la del oficialismo. En cuanto a la del Frente Todos, la decisión táctico electoral de Cristina, de ponerse como vicepresidenta de Alberto Fernández, me pareció una movida generosa, inteligente y audaz. De hecho, reconfiguró todo el escenario electoral. Es decir que me parece una muy buena fórmula, ya que sirve para ofrecerle a la sociedad una alternativa más amplia, más plural y sobre todo superadora al ac- tual gobierno de saqueo macrista. En cuanto a la fórmula del oficialismo, es claramente un movimiento espe- jo a la movida de Cristina. Incorpora a Miguel Ángel Pichetto para tratar de demostrar amplitud, y hasta de pescar el voto de algún peronista distraído. El efecto real fue una ma- yor radicalización de derecha en su propuesta electoral. Por lo que opi- no que la fórmula Macri-Pichetto, es muy mala. 

–HG: ¿Cómo ves la derrota del so- cialismo en la provincia de Santa Fe? 

–JR: La derrota del socialismo en Santa Fe era altamente previsible, ya que los 12 años de gobierno provincial del socialismo pasaron sin pena ni gloria. Y terminó mostrando su gran incapacidad para dar respuesta a las demandas sociales, en particular, la de los sectores más vulnerables. El gobierno socialista de Santa Fe nunca logró ser un gobierno popular. El sujeto político social que lo sostuvo y acompañó durante todos estos años estuvo integrado fundamentalmente por sectores medios, con gravitación importante en el mundo universitario. De hecho, siempre articuló alianzas con la UCR provincial, de tradición conservadora. Lo que gravitó bastante, para desperfilar ideológicamente a los distintos gobiernos socialistas. Que no logró penetrar nunca en el tejido social popular, ya que sus políticas nunca estuvieron dirigidas a esos sectores sociales. Espero que estas derrotas electorales le sirvan al socialismo santafesino para sumergirse en un profundo y necesario debate sobre el rol del socialismo en el siglo XXI. 

–Juan Martín Ramos Padilla: ¿Cómo analizás la alianza de dirigentes que utilizan los símbolos socialistas, como Roy Cortina, que salen a apoyar a Mauricio Macri, y a Horacio Rodríguez Larreta en la Ciudad de Buenos Aires? 

–J.R: Analizo estas conductas como un auténtico bochorno. Pero te mentiría si te dijera que me sorpren- de. El partido socialista hace rato que está al garete. Sin rumbo, y sin claridad sobre cuáles son los intereses que defiende. De esta situación se sirven algunos dirigentes inescrupulosos sin límites, ni principios, como los que vos mencionás, para hacer negocios personales a cambio de vender la identidad partidaria. 

–JMRP: Entre 1997 y 2001 compartiste la Cámara de Diputados con Miguel Ángel Pichetto. ¿Cómo era tu relación con él? ¿Cómo era el diputado Pichetto? 

–JR: Mi relación con Pichetto no era buena ni mala, sencillamente porque nunca tuve relación. Cuando fui diputado con él, él era el presidente del bloque menemista. Lo que sí puedo decirte, es que era un entusiasta defensor de las políticas neoliberales de los 90. 

–HG: Siempre cuestionaste los dis- cursos de mano dura. ¿Cómo ves, en esa línea, el crecimiento de discursos de odio, venganza y mano dura, no sólo en la Argentina con la ministra Patricia Bullrich y ahora con la candidatura de Pichetto, sino en la región, con discursos como el de Jair Bolsonaro? 

–JR: Por supuesto que lo veo mal. Pero sobre todo, lo veo peligroso. Como bien decís, el avance de ese discurso reaccionario, no es sólo un fenómeno nacional. Ni siquiera creo que se agota en las fronteras de la región, ya que lamentablemente hoy se replica en todo el mundo. Pero yendo puntualmente a lo que ocurre en la Argentina, el presidente Macri, y su Ministra de Seguridad Patricia Bullrich, son directamente responsables de la instalación de un discurso violento, que encuentra en la represión la única respuesta del gobierno a la demanda social, que desprecia al pobre, y peor si además es joven, a los que estigmatizan como el enemigo interno al que hay que combatir. 

–HG: ¿Cómo imaginás el vínculo entre un gobierno nacional y popular con los gremios y las centrales obreras, tras la crisis a la que nos llevó el gobierno de Macri? 

–J.R: Ésta que recibiremos a partir del 10 de diciembre, sí que será una pesada herencia para el gobierno popular. La situación no será fácil, pero confío en la racionalidad del movimiento obrero, al que no visualizo como un actor confrontativo contra el gobierno popular, sino como su principal aliado para superar la crisis. 

–HG: ¿Extrañás la banca? ¿Te gustaría volver al Congreso? 

–JR: No sé si la palabra exacta es extrañar. Me gusta el trabajo parlamentario. Pero hoy lo importante es entender que la política no es la lucha por el puesto, sino que la política es un puesto de lucha. 

–JMRP: Hace diez años el priodista Ernesto Tenembaum te preguntó qué te entusiasmaba del kirchnerismo y respondiste "sus enemigos". ¿Qué responderías hoy ante esa misma pregunta? 

–JR: Te diría lo que dice Hegel, que algo sabía de filosofía política, y nos enseñó sobre lo importante que es tener claro el enemigo. Él dice que la política tiene una dialéctica en la que el contrario nos define. Es decir que el ser político también se define por su contrario, por lo que nuestro contrario también debe formar parte de nuestra identidad ideológica. Si cierta izquierda, para la que todos somos lo mismo menos ellos, hubiera leído a Hegel, cuántos dolores de cabeza nos habríamos ahorrado. 

–HG: Cristina definió en su libro que el gobierno de Macri era el caos. ¿Cómo lo definirías vos? 

–JR: Es cierto lo que bien dice Cris- tina. Macri es sinónimo de caos. Ya que en estos últimos cuatro años nos ha desordenado la vida. Por lo que deberíamos comenzar por ordenar las cosas más básicas. Es decir, volviendo a poner el inodoro en el baño, la cama en la pieza, la heladera en la cocina, para desde ese punto de partida, retomar el rumbo del proyecto nacional y popular: Volver a impulsar el consumo interno, reactivar la industria nacional y generar un proceso virtuoso de crecimiento económico e integración social. 

–JMRP: Fuiste vicejefe de gabinete del gobierno de Néstor Kirchner. Formaste parte del Poder Ejecutivo. Hablabas recién del caos, y me gustaría preguntarte si el caos del que va a haber que salir es asimilable al que se encontró aquel gobierno en 2003. 

–JR: Es cierto. Hay varios puntos de contacto entre la actual crisis y la de aquel momento, pero un gran problema que teníamos entonces era el fuerte descreimiento de buena parte de la sociedad sobre la política: ese estado de desánimo colectivo. Sin lugar a dudas fue el accionar político firme y decidido de Néstor lo que le devolvió a la sociedad la creencia de que desde la política se podía transformar la realidad. Hoy creo que desde ese punto de vista la cosa es diferente, porque si bien la crisis social es muy profunda, la esperanza que representa para la mayoría popular el Frente Todos, de terminar en el corto plazo con el gobierno de Macri, sirve para sobrellevar este duro momento que estamos viviendo en nuestro país. 


En la despedida, tras el saludo final y los agradecimientos por habernos recibido, bromea una vez más: "Mi mujer cuando salen les cobra la visita". Se refiere a Dolores, que lo acompaña desde hace 9 años y con quien se casó este último 8 de marzo.




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